El coma inducido se genera con una sedación profunda. (Foto: Freepik)

Qué es el coma inducido

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El coma inducido en un estado de inconsciencia que se genera con una sedación profunda a través de medicamentos.

El procedimiento se realiza bajo supervisión médica y se emplea como recurso para proteger la salud neurológica de los pacientes que han sufrido alguna enfermedad o traumatismo craneoencefálico.

En términos sencillos el coma inducido es una forma de dar descanso al cerebro para hacer que trabaje mucho más lento y consuma menos oxígeno.

Necesidad de un coma inducido

Con el coma inducido se facilita el proceso de tratamiento cuando una persona sufre algún golpe, hematoma, tumor o herida que pueda generar la acumulación de fluidos alrededor del cerebro.

El procedimiento evita que se generen lesiones más graves o daño cerebral permanente, su necesidad se vuelve imperiosa si existen factores de riesgo.

La presión intracraneal aumenta si se eleva la cantidad de líquido cefalorraquídeo, cuando esto sucede el tejido cerebral se inflama y se empieza a reducir la cantidad de oxígeno que llega al cerebro generando hipoxia, también se hará presente un estado de isquemia por la escasa sangre que se bombea.

Emplear un coma inducido ayuda a que el paciente pueda recuperarse y evita posibles hemorragias o complicaciones.

El cerebro, al igual que otros órganos se inflama al sufrir alguna herida y para protegerlo es necesario que el paciente se mantenga totalmente inmóvil y sin sobresaltos.

Aunque parezca un procedimiento muy invasivo, de no realizar un coma inducido a tiempo es posible que se genere un estado de necrosis en el tejido y provocar muerte cerebral, en algunos casos puede existir riesgo de fallo en las funciones de los pulmones o el corazón.

Muchos especialistas encuentran en el coma inducido una opción para ayudar a los pacientes que necesitan ser conectados a respiradores o han sufrido lesiones muy profundas y dolorosas.

Riesgos y beneficios

Durante un coma inducido el paciente permanece inconsciente y sin capacidad de respuesta a estímulos.

En términos físicos se trata de un estado similar al del coma que se da por razones naturales, pero en este caso será una situación transitoria, que cesa una vez que dejen de suministrar los fármacos.

El cerebro del paciente irá despertando y pasa a recuperar autonomía sobre funciones como la respiración y el ritmo cardiaco. El proceso de recuperación bajo coma inducido puede ser mucho más seguro para el paciente, pero el momento de despertar dependerá de su estado general.

Mantener dormido al cerebro implica ciertos riesgos que no se pueden predecir. Los especialistas se encargan de hacer todos los exámenes médicos para determinar cuál es el momento correcto para detener la sedación, por lo general lo principal es que la lesión inicial se haya superado.

La posibilidad de experimentar problemas pulmonares, presencia de coágulos, escaras y alguna variación en la presión arterial, son de las principales complicaciones durante la sedación.

Una vez retorne la conciencia es imperativo que se revise la motricidad, el lenguaje y la concentración con algunas evaluaciones neurológicas.

Los especialistas coinciden en que se trata de una recuperación lenta que demanda cuidados específicos.
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