¿Qué es la trombosis del viajero?. (Foto: Envato)

Trombosis del viajero, qué es y cómo se puede evitar

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Durante las épocas vacacionales, se observa un incremento significativo en los desplazamientos. Para muchos residentes en España, disfrutar de unos días libres se traduce en empacar maletas y explorar nuevos destinos, preferiblemente aquellos más distantes.

A pesar de que esta experiencia resulta positiva y enriquecedora, es crucial no perder de vista los riesgos asociados con los viajes prolongados, como la trombosis del viajero. Según información proporcionada por la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH), el riesgo de padecer esta condición puede triplicarse en trayectos largos.

Cabe aclarar que no todos aquellos que pasan más de cuatro horas sentados durante un viaje están destinados a sufrir esta enfermedad. Sin embargo, constituye un factor de riesgo para aquellos que ya tienen predisposición a padecerla. Por ello, es beneficioso conocer los posibles desafíos, identificar los síntomas y comprender cómo reducir el riesgo de desarrollarla.

La trombosis del viajero, también conocida como síndrome de la clase turista, es el término coloquial para referirse a la trombosis venosa profunda (TVP en español o DVT en inglés). Este fenómeno implica la formación de coágulos sanguíneos o trombos en una o más venas profundas del cuerpo, generalmente en las piernas, según la explicación de la Clínica Mayo.

Estos coágulos pueden originarse cuando permanecemos inmóviles durante períodos prolongados, como en viajes extensos, de ahí el nombre. También pueden surgir cuando se pasa mucho tiempo en cama tras una cirugía o durante el curso de una enfermedad que afecta la coagulación sanguínea.

En muchos casos, los síntomas de este síndrome se manifiestan durante o después del viaje. Entre los signos más comunes se encuentran:

  • Hinchazón en las piernas o la pierna afectada.

  • Dolor que inicia en la zona de la pantorrilla.

  • Cambios en el color de la piel, como enrojecimiento o decoloración.

  • Sensación de calor en la pierna afectada.

  • Hormigueo en el pie y la zona inferior.

La trombosis venosa puede evolucionar hacia una condición grave si los coágulos se desprenden y se desplazan por el cuerpo, obstruyendo el flujo sanguíneo. Si se alojan en los pulmones, pueden provocar una embolia pulmonar, manifestándose con síntomas como dificultad para respirar, taquicardia, dolores en el pecho e incluso pérdida de conocimiento.

Los viajes en avión incrementan el riesgo de desarrollar trombosis venosa profunda, especialmente en trayectos largos. Sin embargo, este riesgo también existe en otros medios de transporte si se permanece inmóvil durante periodos prolongados.

Factores como la edad, antecedentes de cirugía reciente, uso de anticonceptivos orales o embarazo también influyen en el riesgo. Aspectos genéticos, historial familiar, tabaquismo, consumo de alcohol y algunas enfermedades como insuficiencias cardiacas, sobrepeso o la enfermedad de Crohn también pueden ser determinantes.

Para reducir el riesgo, se recomienda realizar movimientos durante el viaje, como levantarse y caminar varias veces. Obtener un asiento en pasillo, mantener una buena hidratación y evitar el consumo de tabaco y alcohol son medidas efectivas.

Mientras se está sentado, realizar ejercicios de estiramiento y evitar cruzar las piernas, así como usar ropa holgada para no dificultar la circulación sanguínea, también son prácticas beneficiosas.

En caso de preocupaciones, siempre es aconsejable consultar con un especialista para recibir atención específica o un tratamiento médico, si fuera necesario.
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