¿Cuál es la diferencia entre perimenopausia y menopausia?. (Foto: Envato)

Perimenopausia y menopausia, ¿cuál es la diferencia?

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La menopausia se detecta clínicamente cuando una mujer no presenta menstruación durante doce meses consecutivos. Por lo general, los cambios físicos y emocionales se vuelven reconocibles antes de cumplir los 45 años, incluyendo alteraciones en el ciclo menstrual, disminución de la fertilidad, pérdida de masa ósea, sofocos, dificultades para conciliar el sueño y, en algunos casos, sequedad vaginal.

Sin embargo, en España, no todos están familiarizados con el periodo de transición hacia la menopausia, también conocido como perimenopausia. Este período, que marca el inicio del declive de la etapa reproductiva, está vinculado directamente a las fluctuaciones en la producción de estrógenos, las hormonas sexuales femeninas.

Suele comenzar alrededor de los 40 años, aunque en algunos casos puede retrasarse hasta los 50. Detectar estos cambios puede ser sutil y no siempre presenta un problema evidente.

Para las mujeres menores de 40 años que experimentan la cesación de la función ovárica antes de lo esperado, podríamos estar ante una Insuficiencia Ovárica Precoz (IOP), también conocida como menopausia precoz o fallo ovárico precoz.

La IOP implica el agotamiento temprano de la reserva de ovocitos, lo que conduce a la falta de ovulación, la ausencia de hormonas ováricas y la pérdida de la menstruación, afectando así la fertilidad.

Aunque la IOP es rara, afectando solo al 1% de las mujeres, es crucial consultar a un médico si una mujer menor de 40 años no ha tenido menstruación durante tres o cuatro meses.

En relación con la perimenopausia, que generalmente dura alrededor de cinco años, los síntomas incluyen cambios en los periodos menstruales, que pueden volverse más abundantes o ligeros y espaciados.

La transición también está marcada por variaciones en los niveles de estrógenos, lo que puede dar lugar a cambios de humor, irritabilidad, episodios depresivos, falta de apetito sexual, aumento de la temperatura corporal y enrojecimiento de la piel.

Problemas vaginales y de la vejiga también son comunes, ya que la disminución de los niveles de estrógenos puede afectar la lubricación y elasticidad vaginal, haciendo que las relaciones sexuales sean dolorosas.

Aunque muchos de estos síntomas desaparecen gradualmente antes de la menopausia, algunos, como la sequedad vaginal, pueden persistir.

Otros malestares comunes incluyen sofocos, enrojecimiento, sudoración nocturna, problemas para dormir, fluctuaciones de peso, cambios en el estado de ánimo y reducción del deseo sexual.
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