Nadar en agua fría hace perder kilos y reduce el estrés, según una experta. (Foto: Envato)

Perder calorías y reducir el estrés nadando en agua fría

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La práctica de natación en agua fría puede ser beneficiosa para la pérdida de peso, ya que el cuerpo se esfuerza por mantener su temperatura interna, lo que conlleva a una mayor quema de calorías en comparación con una sesión en agua templada, según lo explicado por la especialista en Medicina General del centro médico MGC Mutua, Núria Paredes.

La experta añade que cuanto más baja sea la temperatura del agua, mayor será la exigencia del organismo para convertir la grasa en energía.

Si se combina con la natación, el gasto calórico se multiplica. Sin embargo, advierte que nadar en agua fría conlleva tanto beneficios para la salud como riesgos, algunos de los cuales pueden ser graves y deben ser considerados.

En lo que respecta a las ventajas, esta actividad también mejora la circulación sanguínea. Cuando el cuerpo se sumerge en agua fría, el cambio brusco de temperatura estimula al corazón a bombear más sangre hacia los órganos, lo que contribuye a eliminar más rápidamente las toxinas, promoviendo así una piel más saludable y radiante.

Además de esto, nadar en aguas frías ayuda a reducir el estrés, ya que cualquier forma de ejercicio, incluyendo la natación, aumenta la liberación de endorfinas, conocidas como las hormonas del bienestar, lo que ayuda a aliviar el estrés y la ansiedad.

Asimismo, la natación en agua fría puede mejorar la calidad del sueño. La exposición regular al agua fría estimula el sistema nervioso parasimpático, lo que facilita el descanso y la autorreparación del cuerpo, promoviendo una sensación de relajación y calma que se traduce en un sueño de mejor calidad.

Por último, esta práctica puede fortalecer el sistema inmunológico. El "shock de agua fría" experimentado al sumergirse en agua fría estimula directamente el sistema inmunitario, aumentando la producción de células sanguíneas y antioxidantes que ayudan en la lucha contra enfermedades comunes, como resfriados, y problemas cardíacos.

Sin embargo, estos beneficios saludables van acompañados de riesgos, especialmente cuando se nada en aguas abiertas, como el mar, ríos o lagos. Estos riesgos incluyen la hipotermia, que se presenta cuando la temperatura corporal desciende por debajo de los 35ºC, con síntomas como escalofríos, piel fría y pálida, labios azules, fatiga, confusión y respiración agitada, poniendo en peligro la vida del nadador.

Otra situación de riesgo es el "shock de agua fría", una respuesta involuntaria del cuerpo al sumergirse rápidamente en agua fría, que provoca la contracción de los vasos sanguíneos y un aumento en la frecuencia cardíaca, lo que conduce a la hiperventilación. La mejor forma de evitarlo es ingresar gradualmente al agua.

Por último, están los sabañones, que no son causados por la exposición al agua fría, pero pueden aparecer si los pies y las manos se recalientan demasiado rápido, dando lugar a ampollas en los dedos e incluso en las orejas. Aunque no son graves, pueden resultar incómodos y estéticamente desagradables.
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