La cáscara de la mandarina puede aportar a nuestro bienestar general. (Foto: Envato)

La cáscara de esta fruta común tiene la clave contra el colesterol

Compartir en:
Dentro de las múltiples alternativas disponibles en la naturaleza, encontramos un tesoro nutricional que suele pasar inadvertido, proveniente de una fruta ampliamente consumida en España.

Este componente, que puede parecer insignificante pero alberga sorprendentes propiedades, es la cáscara de la mandarina. En este artículo, exploraremos cómo esta capa exterior que a menudo desechamos puede convertirse en un valioso aliado para reducir el colesterol y mejorar la digestión de forma completamente natural.

La investigación científica en el ámbito de la nutrición y la salud ha iluminado los diversos beneficios que la cáscara de mandarina puede aportar a nuestro bienestar en general.

Además de ser una fuente abundante de fibra y antioxidantes, esta cáscara específica contiene componentes bioactivos que han demostrado influir positivamente en la regulación del colesterol en nuestra sangre. Al mismo tiempo, sus propiedades prebióticas impulsan la salud digestiva, convirtiéndola en un complemento valioso para mejorar el funcionamiento intestinal.

La cáscara de mandarina alberga una amplia gama de compuestos bioactivos que le confieren notables propiedades nutricionales. Entre estos compuestos, destaca la naringina, un tipo de flavonoide que ha sido objeto de numerosas investigaciones debido a sus posibles beneficios para la salud.

De acuerdo con un estudio publicado en SciELO, se ha comprobado que la naringina presente en la cáscara de mandarina es eficaz para inhibir la absorción de colesterol en el intestino.

Esto implica que, al ingerir regularmente la cáscara de mandarina, contribuimos a reducir los niveles de colesterol LDL en nuestro cuerpo, lo que, a su vez, disminuye el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, como la aterosclerosis y los infartos.

La cáscara de mandarina no solo es una fuente natural de fibra dietética, un componente alimentario que, según la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, "incluye sustancias que no pueden ser digeridas por el organismo", lo que lo convierte en un elemento esencial para una digestión saludable.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la fibra desempeña una función crucial en el funcionamiento del sistema digestivo al añadir volumen a las heces y estimular su tránsito a través del tracto intestinal. Esto resulta particularmente beneficioso para prevenir el estreñimiento y mantener la regularidad intestinal.

La cáscara de mandarina no solo es rica en fibra, sino que también contiene compuestos prebióticos, como la pectina. Los prebióticos son sustancias que no pueden ser digeridas y que sirven de alimento para las bacterias beneficiosas en el intestino, conocidas como probióticos.

Según un estudio publicado en la web acerca de los beneficios de los prebióticos y los probióticos en la funcionalidad de la microbiota, al fomentar el crecimiento y la actividad de estas bacterias amigables, los prebióticos ayudan a mantener un equilibrio saludable en la microbiota intestinal.

Una microbiota intestinal equilibrada es fundamental para una digestión eficiente y una absorción óptima de los nutrientes. Además, según otro estudio publicado sobre el papel de la flora intestinal en la salud, se ha demostrado que una microbiota intestinal saludable tiene un impacto positivo en el sistema inmunológico y puede reducir el riesgo de padecer enfermedades gastrointestinales.
Compartir en: