El futuro de los anticonceptivos para hombres. (Foto: Envato)

El método anticonceptivo para hombres, una realidad muy cercana

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Durante ya muchos años la responsabilidad de la contracepción ha recaído principalmente en las mujeres, con todos los costes, efectos secundarios y riesgos que ello conllevaba. Mientras, la investigación para encontrar contraceptivos masculinos quedó prácticamente aparcada.

Gracias a este cambio de actitudes, eso empezó a cambiar y la realidad de un método anticonceptivo para varones está muy presente.

Así lo explica el estudio The Future of male Contraception, elaborado conjuntamente por los Youth Development Labs de la Universidad de Harvard y el fabricante de juguetes sexuales We Vibe sobre una cohorte de 3.549 personas procedentes de siete países y con las opiniones de siete expertos.

El trabajo detalla que los métodos de contracepción actualmente disponibles para los hombres (la vasectomía y los condones) constituyen sólo el 27,4% de todo el uso de de contraceptivos en el mundo.

Al mismo tiempo, la contracepción femenina causa importantes efectos secundarios fisiológicos, tales como irritación vulvar, dolores de cabeza, cambios de humor, náuseas, vómitos, aumento del apetito, dolor en las mamas, dolor menstrual, dolor abdominal, acné o disminución de la libido. Igualmente, contribuyen a la 'brecha del orgasmo', debido a los efectos negativos que pueden tener sobre el disfrute sexual femenino.

Esta desigualdad, apuntan los autores, se explica en parte por las diferencias en la investigación sobre los métodos femeninos y los masculinos.

Concretamente, señalan que mientras que los ensayos clínicos para los contraceptivos tanto masculinos como femeninos comenzaron al mismo tiempo, en la década de los 60, los primeros se frenaron debido a los efectos secundarios que provocó la píldora Win 18446 (que reducía la producción de esperma) y en cambio los segundos continuaron su curso, desembocando en la aprobación de varios de los métodos hoy disponibles para las mujeres.

El criterio imperante, entonces, era que la tolerancia de los hombres para los efectos secundarios era baja o mínima mientras que las mujeres persistirían en el uso de contraceptivos pese a las reacciones adversas.

Los hormonales son aquellos que, como su nombre indica, emplean hormonas sexuales como la testosterona o la progesterona para suprimir otras hormonas involucradas en la producción de esperma. Normalmente, se asocian con una mayor incidencia de efectos adversos.

Dicen los autores, el más prometedor consiste en una combinación de testosterona y nestorona (NES/T), que se aplica en forma de gel transdermal (absorbido por la piel). Al ritmo actual, podría estar listo para su aprobación en los Estados Unidos en el año 2027, siempre que los ensayos clínicos arrojen resultados positivos.

Por otro lado están las opciones orales, como el undecanoato de dimetandrolona (DMAU) o el 11β-metil19-nortestosterona17β-dodecilcarbonato (11β-MNTDC), que suprimen la producción de testosterona, teóricamente parando así la producción de esperma. Con todo, aún se necesitan datos sobre la eficacia de estos métodos como supresores de la producción de esperma en el largo plazo. Lo mismo sucede con el implante de 7α-metil-19-nortestosterona (MENT).
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