Las pruebas más eficaces para detectar el cáncer de mama

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El cáncer de mama es uno de los tumores con mejor pronóstico. Lo es también gracias a las mamografías y a las campañas de detección precoz. "Las mamografías salvan vidas; eso debe quedar claro. Los medicamentos personalizados y la cirugía han mejorado la supervivencia, pero la mamografía ha permitido identificar los tumores en estadios tempranos", indicó Silvia Pérez, responsable de Radiología Mamaria del centro oncológico MD Anderson de Madrid.

"Con las mamografías se ha generado un movimiento en contra similar al de los antivacunas. La detección precoz mejora la supervivencia y la calidad de vida porque permite que los tratamientos sean menos agresivos, tanto quirúrgicos como con medicamentos", advirtió. 

Desde las primeras mamografías, las pruebas de detección precoz han evolucionado. Ahora son más sensibles y liberan menos radiación. Y, sobre todo, cuenta con otras pruebas complementarias que permiten afinar el diagnóstico. 

Hay que tener en cuenta que existen cuatro tipos de mamas. "Es nuestro DNI mamario y la mayoría de las mujeres desconocen este dato a pesar de que puede determinar su riesgo . La densidad tiene que ver con la proporción de grasa y tejido mamario. Cuando una paciente es joven o tiene una mama muy densa hay más posibilidades de que los nódulos no se vean en la imagen de la mamografía", señaló.

La prueba más fiable para este tipo de tumores depende del tipo de mama. Cuando son densas, la mamografía se complementa con una ecografía que no radia, no duele y es muy accesible "pero no puede sustituir a la mamografía porque no podríamos ver las microcalcificaciones que se ven en la mamografía".

La resonancia mamaria es la técnica más sensible y no radia al paciente, pero es costosa, por eso se reserva para pacientes de elevado riesgo. "También es la prueba de elección para valorar la respuesta a quimioterapia antes de la cirugía en mujeres con cáncer", señaló.

¿Y la tomosíntesis?. Esta prueba se conoce también como "mamografía en 3D". Mejora la capacidad diagnóstica de la mamografía convencional. "Aunque tampoco ha demostrado tener impacto en la supervivencia, la tomosíntesis sí reduce los falsos negativos -lesiones que pese a la sospecha inicial son benignas- y toda la ansiedad y dudas que genera a las pacientes", indicó.

Muchos, además, se preguntan a qué edad hay que empezar. Pero los expertos no se ponen de acuerdo. Las campañas de la mayoría de las comunidades autónomas establecen los programas entre los 50 y los 70 años, pero algunas sociedades científicas aconsejan empezar con mamografías anuales a los 40 años.

"En cuanto a resultados de supervivencia es un debate científico que aún no tiene respuesta. Lo cierto es que hemos observado un aumento de la incidencia del cáncer en mujeres jóvenes entre 40 y 50 años que antes casi no existía. Además el tipo de cáncer a esta edad suele ser más agresivo, con mayor crecimiento en menor tiempo", indicó. 

"Nunca viene mal una autoexploración, aunque realmente es poco rentable", explican los expertos. El objetivo de las mamografías y de las campañas de detección precoz es detectar las lesiones antes de que sean palpables, "aunque en algunos casos hay pacientes que conocen sus mamas a la perfección y son capaces de notarse bultitos realmente pequeños".

Por otro lado, las mujeres con mamas densas pueden notarse continuamente "bultitos" en los que no se distingue si son nuevos o no , generándoles únicamente situaciones de angustia. "La exploración clínica llevada a cabo por el especialista es mucho más precisa y selectiva", asegura.

Esta especialista sí aconseja a las mujeres estar atentas a estos cambios en sus pechos: la inversión repentina del pezón, la secreción sanguinolenta o la aparición de un hoyuelo nuevo en la piel o bulto que no desaparece tras la menstruación. Todos estos signos son señales de alarma que deben consultarse con un especialista, haya o no bulto sospechoso.