Ictus e infarto se disparan pese a tener un peso normal

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Se sabe que, comparadas frente a aquellas con un peso normal, las personas con sobrepeso u obesidad tienen un mayor riesgo de sufrir un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular. Y es que como han mostrado infinidad de estudios, el exceso de grasa corporal es mala, muy mala, para la salud cardiovascular.

Sin embargo, es posible que no se trate tanto de la cantidad de grasa como de la manera en la que se distribuya por el cuerpo. Ahora, un estudio dirigido por investigadores de la Clínica Mayo en Rochester (EE.UU.) demostró que las personas que, aun con un peso normal, tienen un exceso de grasa abdominal, presentan hasta el doble de riesgo de padecer un infarto o un ictus que aquellas que no tienen barriga ni  michelines –incluso aunque sean obesas. 

"Las personas con un peso normal pero que tienen barriga presenta una mayor probabilidad de sufrir problemas cardiovasculares que aquellas sin esta barriga, incluso aunque sean obesas de acuerdo a su índice de masa corporal (IMC). Y es que esta forma corporal indica un estilo de vida sedentario, una pobre masa muscular y un consumo excesivo de carbohidratos refinados", indicó José Medina-Inojosa, director de esta investigación.

El IMC es el parámetro que se utiliza hoy en día para determinar si una persona adulta tiene un peso inferior al normal, un peso normal, sobrepeso u obesidad. Y para ello, mide la relación entre el peso corporal –en kilogramos– y la estatura –en metros cuadrados–. Sin embargo, este IMC no tiene en cuenta ni la cantidad ni la distribución de la grasa y el músculo en el cuerpo.

"La obesidad central es el resultado de la acumulación de un exceso de grasa alrededor de la zona abdominal y es un marcador de una distribución anómala de la grasa. Así, el objetivo de nuestro estudio fue evaluar la hipótesis de que la población con un peso normal y obesidad central tiene más problemas de corazón que las personas con un peso normal y una distribución normal de la grasa corporal", señalaron los autores. 

La obesidad central se definió con un cociente entre el perímetro de cintura y el perímetro de cadera igual o superior a 0,90 en el caso de los varones y de 0,85 en el de las mujeres. ¿Y qué pasó? Pues que de acuerdo con los resultados, los participantes con un peso normal y obesidad central tuvieron un riesgo hasta dos veces superior de padecer un episodio vascular mayor que aquellas que, con independencia de su IMC, no presentaban un exceso de grasa abdominal. 

"Por lo general, el vientre es el primer lugar en el que se deposita la grasa, por lo que las personas clasificadas en el rango de sobrepeso según su IMC pero sin ‘barriga’ probablemente tengan más músculo, lo que es bueno para la salud. Y es que el músculo es como un almacén metabólico y ayuda a reducir los niveles de lípidos y azúcares en la sangre", indicó. 

"Las personas cuya cintura sea mayor que su cadera deban acudir a sus médicos para que evalúen su salud cardiovascular y la distribución de su grasa corporal. Si Ud. tiene obesidad central, el objetivo será reducir su cintura más que reducir su peso", señaló. 

Para los expertos es fundamental "practicar más ejercicio y reducir el sedentarismo, por ejemplo bajándose una parada antes y caminar cuando se coja el metro o el autobús. También debe incrementarse la masa muscular con ejercicio de fuerza y resistencia y restringir la ingesta de carbohidratos refinados".