Guerra a los probióticos: ¿son tan necesarios para mejorar la salud?

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Hipertensión, enfermedades intestinales o incluso cáncer. Para dichas dolencias se utilizan los probióticos. Incluso en en muchos alimentos, desde el chocolate hasta lociones para manos y leches fórmula bebés. Millones de personas compran suplementos probióticos para mejorar su salud.

Sin embargo, nuevas investigaciones sugieren que los probióticos podrían no ser tan efectivos como se creen. A través de una serie de experimentos que han analizado el interior del intestino humano, un grupo de investigadores del Instituto de Ciencias Weizmann (Israel) demuestran que el tracto digestivo de muchas personas impide que los probióticos estándar los colonicen con éxito.

Además, añade otro estudio publicado también en Cell, tomar probióticos para contrarrestar los negativos efectos de los antibióticos podría retrasar el regreso de las bacterias intestinales normales y la expresión génica intestinal a su estado primitivo. 

A pesar de que nuestra comprensión sobre los efectos de los probióticos es muy controvertida, hay una idea generalizada entre la población de que los probióticos son beneficiosos para nuestra salud intestinal.

En este trabajo, apuntó Eran Elinav, inmunólogo del Instituto Weizmann "queríamos determinar si los probióticos, como los que hay en el supermercado, colonizan el tracto gastrointestinal como se supone que deben hacerlo y si estos probióticos están teniendo algún impacto en la persona que los está tomando".

"Vimos que muchos voluntarios sanos eran realmente resistentes, ya que los probióticos no podían colonizar sus tractos gastrointestinales. Esto sugiere que los probióticos no deberían administrarse universalmente como un suplemento de talla única, sino más bien adaptarse a las necesidades de cada individuo", comentó. 

Al contrario que otros estudios, que han analizado los excrementos de los pacientes para evaluar la actividad microbiana en el tracto gastrointestinal, Elinav y su grupo analizaron la colonización directamente en el tracto intestinal.

Los resultados mostraron que los probióticos colonizaron con éxito los tractos gastrointestinales de algunas personas, denominadas persistentes, mientras que los microbiomas intestinales de resistentes los expulsaron. Además, los patrones de persistencia y resistencia definen si los probióticos, en una persona determinada, afectarán su microbioma primitivo y a la expresión de genes humanos.

"A pesar de que todos nuestros voluntarios que consumen probióticos mostraron probióticos en sus heces, solo algunos los mostraron en el intestino, que es donde deben estar. Si algunas personas se resisten y solo algunas personas lo permiten, los beneficios de los probióticos estándar que todos tomamos no pueden ser tan universales como pensamos alguna vez. Estos resultados resaltan el papel del microbioma intestinal en la conducción de diferencias clínicas muy específicas entre las personas", indicó. 

En otro estudio paralelo comprobaron que una vez que los antibióticos ‘devastaron’ el microbioma, los probióticos pudieron colonizar fácilmente el intestino de todos los voluntarios en el segundo grupo, pero, para sorpresa del equipo, esta colonización impidió que el microbioma y el perfil de expresión génica normal del huésped volvieran a su estado original durante meses.

Por el contrario, el trasplante fecal hizo que el microbioma intestinal y la expresión genética de los voluntarios del tercer grupo volviera a la normalidad en cuestión de días.

"Contrariamente al dogma actual que sostiene que los probióticos son inofensivos y benefician a todas las personas, nuestros resultados revelan un nuevo efecto secundario potencialmente adverso del uso de probióticos después de los antibióticos que incluso podría traer consecuencias a largo plazo", concluyó.