¿Cuándo se debe acudir al pediatra?. (Foto: Envato)

Fiebre, falta de apetito o llanto, ¿cuándo hay que acudir al pediatra?

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Tras la llegada de un hijo, viene también toda una tarea de cuidado. Una vez superados la emotividad y el ajetreo del momento, es importante que los padres conozcan los pasos a seguir en el tratamiento y la salud del recién nacido.



Es por ello que los expertos recomiendan una serie de visitas básicas para el recién nacido. En este caso, la primera de ellas debe ser 15 días después de su nacimiento. Y tras ella, debe haber citas hasta los seis meses. 

Los pediatras aseguran que la primera consulta es muy importante. En esta cita se le hace al recién nacido una evaluación minuciosa a través de la verificación de sus reflejos, de sus rasgos físicos (descarte de malformaciones congénitas), ritmos cardíacos y ventilación pulmonar. Además, se evalúa la educación de la mamá en cuanto al cuidado general del pequeño.

Algunos médicos también analizan a la madre en esta primera consulta. La pediatra Clara Inés Sandoval, médica pediatra bioenergética, explica que los sentimientos y pensamientos de la madre inciden directamente en el bebé, tal vez no de manera física pero sí en su personalidad. También, deben conocer los antecedentes familiares así como si han desarrollado algún problema durante el embarazo o no. 

Desde su nacimiento y hasta llegar a su completo desarrollo, la medición antropométrica (peso, talla y perímetro cefálico, que crece en un 70 por ciento el primer año de vida) y la valoración psicomotora son esenciales para concluir si la evolución es satisfactoria.

En el caso de que el pediatra llegue a observar algún tipo de anomalía en el pequeño, es necesario remitirlo al especialista indicado. También cabe recordar que nada más nacer el bebé, se le hacen algún exámenes para detectar enfermedades metabólicas y otros problemas. 

También se hacen preguntas sobre la alimentación. Los pediatras recomiendan que debe ser exclusivamente con leche materna los primeros seis meses de edad. De la alimentación de la mamá depende la del bebé. Al momento de amamantar, la madre debe sentirse cómoda, relajada y tranquila. Si está angustiada o estresada es mejor que no amamante, pues esos sentimientos son transmitidos al bebé y no le harán bien.

Los rayos ultravioletas sintetizan la vitamina D y controlan el raquitismo. La exposición debe hacerse durante cinco minutos diarios. Exponerle más tiempo sería perjudicial para su salud. 

Respecto al baño, los pediatras recomiendan que debe hacerse una vez al día, con agua tibia y no debe exceder los cinco minutos. Aconseja utilizar productos sin químicos y enfocarse en las zonas que más se ensucian.

Respecto a las visitas al pediatra, es importante saber cuáles son los principales motivos que podrían conllevar a la visita del pediatra. Por ejemplo, uno de ellos es el llanto. Normalmente cuando no tiene hambre, ni frío, ni calor, ni el pañal sucio, ni tiene gases, empiezan las dudas en los padres. 

El llanto que preocupa a los pediatras y que deber ser un motivo para ir a la consulta es el llanto que no se calma con nada, ni cogiéndole en brazos, ni poniéndole el chupete ni poniéndole al pecho... etc. Por tanto, si su llanto es apagado o débil o inusualmente agudo, tal vez esté muy enfermo. También puede suceder lo contrario: si parece estar molesto y, aunque no llore, se le ve más inactivo de lo habitual y cuesta despertarlo, tiene que ser evaluado por un pediatra.

También es importante atender a los cambios de humor. Un bebé contento y tranquilo no estará enfermo, pero si el pequeño está apagado, triste o muy somnoliento debe acudir al pediatra. También se acudirá al pediatra si se produce falta de apetito. Por ejemplo, si se cansa fácilmente de mamar o pierde interés en la lactancia. 

Dos aspectos importantes también son la fiebre y la dificultad al respirar. La presencia de fiebre en un bebé es señal de que está enfermo, pero la fiebre sola no es, por lo general, motivo de preocupación. Un bebé puede tener poca fiebre y estar muy enfermo o fiebre alta y tener una enfermedad leve.Por otro lado, tener dificultad de respirar obligará a llevar al pequeño al pediatra sobre todo si la respiración del bebé es fatigosa. 
 
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