Expertos vuelven a resaltar el beneficio de la vitamina C en el cáncer

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A lo largo de estos años se publicaron diversos estudios que aseguraron que la vitamina C, podría tener un efecto positivo en la lucha contra distintos tipos de cáncer. Para que esta vitamina induzca un efecto real sobre las células tumorales debe administrarse en dosis hasta 1.000 veces mayores a las recomendadas.

Según los expertos los efectos secundarios producidos por estas dosis tan elevadas minimizarían cualquier posible beneficio. Pero para los investigadores de la Universidad de Iowa en Iowa City no es real. La administración de altas dosis de vitamina C es segura. Y asimismo, beneficiosa, pues aumenta la eficacia de los actuales tratamientos para el cáncer cerebral.

"Nuestro trabajo revela una debilidad metabólica de las células cancerígenas basada en su propia producción de agentes oxidantes que nos permiten utilizar los compuestos redox ya disponibles, como la vitamina C, para aumentar la sensibilidad de estas células malignas a la radioterapia y la quimioterapia", comentó Garry Buettner, codirector de esta investigación.

Cabe recordar que el experto ya es conocido por proponer hace 40 años que las células cancerígenas podrían ser vulnerables a los efectos de los compuestos que inducen reacciones de reducción-oxidación. Se trata de unos compuestos entre los que se encontraría la vitamina C, molécula cuya vida media en el torrente circulatorio no supera las dos horas.

Así, el objetivo del estudio fue evaluar la seguridad de la adición de vitamina C en dosis altas al tratamiento estándar frente al cáncer cerebral. Y para ello, 11 pacientes con glioblastoma y sometidos a terapia convencional recibieron la administración de tres infusiones semanales de vitamina C durante dos meses, seguidas de dos infusiones semanales durante siete meses.

La vitamina C, incluso a niveles tan elevados, no es tóxica para las células sanas. Por el contrario, las células cancerígenas, fruto de su desmadrado metabolismo mitocondrial, producen altos niveles de moléculas de hierro en estado redox activo que reaccionan con la vitamina C formando peróxido de hidrógeno y radicales libres.

Y dado que estos radicales libres causan daños en el ADN celular –pero solo en las células cancerígenas, que no en las sanas–, promueven tanto la muerte de las propias células tumorales como su sensibilización a la radioterapia y la quimioterapia.

"Este es un ejemplo muy significativo de cómo el conocimiento de los detalles de los mecanismos potenciales y de las bases científicas de los compuestos en estado redox activo en las células tumorales, que no así en las sanas, puede ser empleado en las terapias frente al cáncer. Así, nuestros resultados constatan que los iones metálicos en estado activo redox en las células cancerígenas son responsables de las diferencias en la sensibilidad a las dosis elevadas de vitamina C entre las células tumorales y sanas", indicó Douglas Spitz, coautor de la investigación.

Los resultados también mostraron que la adición de dosis elevadas de vitamina C aumentó en 4-6 meses el periodo de supervivencia de los 11 pacientes con glioblastoma. Sin embargo, aún habrá que esperar antes de poder tratar a los pacientes oncológicos con esta vitamina.

"La mayoría de los pacientes con los que trabajamos están muy interesados en tomar parte en ensayos clínicos que podrían mejorar el pronóstico de futuros afectados. Los resultados son prometedores, pero no vamos a saber si este enfoque mejora realmente la respuesta a los tratamientos hasta que completemos estos ensayos clínicos en fase I", concluyó.