Verano, fiestas, vacaciones y calor traen consigo un gran enemigo: el aumento de las intoxicaciones alimentarias. Según la OMS, las enfermedades de transmisión alimentaria afectan a una de cada 10 personas.
La intoxicación alimentaria es más común en verano. Las bacterias crecen más rápido en climas cálidos y húmedos. Pueden multiplicarse rápidamente y contaminar los alimentos.
Las bacterias que no responden a los antibióticos, son una amenaza para la salud pública, y en España supone un problema de gran magnitud, ya que es el primer país del mundo en consumo de antibióticos.
En 1988, los expertos descubrieron que algunos gérmenes dentro de una familia de bacterias, Enterobacteriaceae, podían producir una enzima capaz de descomponer los antibióticos comunes.
Existe una cepa bacteriana que produce un compuesto químico que destruye distintos tipos de células cancerígenas pero que no parece ser tóxico para las células sanas.
Con el paso de los años sufrimos un daño oxidativo creciente y aumentan los niveles de marcadores de estrés oxidativo en nuestro organismo.
La suplementación oral de la bacteria incrementó la eficacia de las células inmunitarias de los animales, potenciando así su respuesta a la inmunoterapia.
El H. pylori es una bacteria que habita exclusivamente en los seres humanos y que se cree que infecta a hasta un 50% de toda la población mundial.