Qué efectos conlleva evitar la leche de vaca en la infancia

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La diabetes tipo 1 es una enfermedad crónica englobada en las denominadas patologías autoinmunes, en las que el sistema inmunitario ataca por error al propio organismo –en este caso concreto, a las células beta de los islotes pancreáticos, responsables de la producción de insulina.

Tal es así que, con objeto de evitar, con objeto de evitar, o cuando menos retrasar, la aparición de la enfermedad en las personas con predisposición genética a desarrollarla, la clave podría estar, como han sugerido numerosos investigadores, en tratar de demorar lo máximo posible la exposición a aquellos cuerpos extraños que puedan provocar una sobreexcitación del sistema inmune.

En este caso destacaría el caso de las proteínas complejas extrañas, que serían las que aparecen en la leche de vaca. Pero, ¿funciona? Es decir, la toma de leche de fórmula, o lo que es lo mismo, la evitación de la leche de vaca, previene que los niños con riesgo genético de padecer diabetes tipo 1 acaben desarrollándola.

Según un nuevo estudio, la respuesta está clara, no. "En 2002 nos embarcamos en un gran estudio con niños con un familiar afectado por la diabetes tipo 1 y con riesgo genético para padecer la enfermedad con el objetivo de encontrar una respuesta a la cuestión de si el retraso en la exposición a las proteínas complejas extrañas podía reducir el riesgo de desarrollo de la diabetes tipo 1", comentó Mikael Knip, director de esta investigación.

La insulina es la hormona responsable de que las células capten la glucosa de la sangre para producir energía. En consecuencia, y dado que su organismo es incapaz de producir esta insulina, el torrente sanguíneo de los pacientes con diabetes tipo 1 acaba portando un exceso de glucosa, lo que acaba provocando daños en múltiples órganos del cuerpo.

Numerosos investigadores han sugerido que al evitar la exposición a las proteínas complejas extrañas se podría demorar, cuando no prevenir, la diabetes tipo 1. Una hipótesis que defiende que esta evitación debe llevarse a cabo ya desde la más temprana infancia y que se ha acompañado de un intenso debate entre los científicos. 

Concretamente, el Estudio TRIGR fue llevado a cabo con la participación de 2.159 niños que, además de tener al menos un pariente diagnosticado de diabetes tipo 1, presentaban un riesgo genético de desarrollar la enfermedad. Así, y una vez concluida la fase de lactancia materna, los niños fueron seleccionados para tomar leche de fórmula extensamente hidrolizada, o una fórmula a base de leche de vaca, asta que cumplieron la edad de 6-8 años. Es más; los participantes del grupo con la fórmula extensamente hidrolizada siguieron una dieta en la que se evitó todo contacto con las proteínas de la leche de vaca.

De acuerdo con los resultados, alcanzados tras un seguimiento promedio de 11,5 años, la incidencia de la enfermedad fue similar para ambos grupos. "A tenor de nuestros resultados, no hay evidencia para revisar las actuales recomendaciones dietéticas para los infantes en alto riesgo para la diabetes tipo 1", concluyeron.