La primera inmunoterapia eficaz frente al cáncer de ovario

Compartir en:
fjrigjwwe9r1_articulos:cuerpo
Las inmunoterapias, esto es, los tratamientos diseñados para potenciar la actividad del sistema inmunitario, muy especialmente de los linfocitos T, constituyen una de las opciones terapéuticas más prometedoras en la lucha contra el cáncer. Sin embargo, parece que la eficacia de estos novedosos tratamientos se encuentra condicionada por la tasa de mutaciones de los tumores.

No en vano, cuanto mayor sea el número de mutaciones que presentan las células cancerígenas, más fáciles serán de encontrar por los linfocitos T. Más aún cuando se encuentran potenciados. Algo que no ocurre en el caso de los tumores con una baja carga mutacional, caso de los de ovario. 

Ahora, investigadores del Instituto Ludwig de Investigación Oncológica en Lausana (Suiza) parecen haber encontrado la clave para desarrollar, por fin, una inmunoterapia eficaz frente al cáncer de ovario –y frente a otros muchos tipos de cáncer que no presentan un gran número de mutaciones.

"Los tumores cuyas células suelen presentar una elevada tasa de mutaciones, caso de los melanomas y los cánceres de pulmón, son los que ofrecen una mejor respuesta a las inmunoterapias. Así, hace ya mucho tiempo que nos preguntamos cuándo seríamos capaces de detectar suficientes linfocitos T reactivos frente a las mutaciones en los pacientes con tumores con una baja carga mutacional", indicó Alexandre Harari, director de esta investigación.

Las células cancerígenas que portan un número relativamente grande de mutaciones en su ADN expresan proteínas anómalas –los consabidos antígenos tumorales o  neoantígenos– que son identificadas por el sistema inmune. Y es que los linfocitos T citotóxicos son capaces de reconocer algunos pequeños fragmentos mutados en estos neoantígenos: los denominados neoepítopos.

Por tanto, de lo que se trata es de que estos linfocitos T detecten los neoepítopos y orquesten una respuesta inmune que destruya a sus portadores, que no son sino las células cancerígenas. Pero hay un problema. Los neoepítopos varían notablemente no solo entre los pacientes, sino dentro del mismo tipo de cáncer. Tal es así que siempre habrá neoepítopos y, por tanto, células cancerígenas, que se escapen del control de los linfocitos.

Como han mostrados los estudios, estos linfocitos T procedentes del torrente circulatorio no parecen funcionar demasiado bien frente a los tumores sólidos. Sin embargo, hay una segunda opción: los linfocitos T infiltrantes de tumores (TIL), esto es, los que se cuelan dentro del tumor para combatir a las células malignas. 

Pero entonces aparece un segundo problema. Y es que no hay manera de que estos TIL proliferen en los cultivos celulares, lo que imposibilita que se logre una cantidad suficiente como para hacer frente al tumor. O así ha sido hasta ahora.

"Para solventar estos problemas, hemos desarrollado una nueva metodología para identificar a los TIL altamente reactivos y lograr que se expandan. Así podemos comparar la actividad de estos TIL que actúan frente a los neoepítopos con sus ‘homónimos’ en la sangre periférica", indicó Alexandre Harari.

Los resultados mostraron que "los TIL aislados de los tumores de ovario fueron mucho más eficaces a la hora de reconocer a los epítopos que los linfocitos T obtenidos del torrente circulatorio. Incluso cuando comparamos ambos tipos de linfocitos que actuaban sobre las mismas mutaciones, vimos que los TIL eran mucho más funcionales que los linfocitos T de la sangre".

"El gran mensaje que se deriva de nuestro trabajo es que las futuras terapias celulares también podrían ser aplicadas en los tumores con baja carga tumoral y que se debe priorizar el uso de TIL sobre los linfocitos T de la sangre periférica. Esta nueva estrategia para la obtención de TIL ofrece grandes oportunidades de tratamiento", concluyó.