La moda que preocupa en los trabajos, la llamada "droga inteligente"

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Son años y años de debate y durante esta década se han convertido en los suplementos de moda entre numerosos empleados de lugares como Silicon Valley, meca de la tecnología. Son las conocidas como drogas inteligentes, sustancias que se injieren a primera hora del día y que supuestamente ayudan a la persona a concentrarse más, mejorar la memoria, creatividad y productividad en el trabajo, explicaron desde la BBC.

También son conocidas como Nootrópicos (del griego "nóos", mente, y "tropo", dirección) y han provocado que la comunidad científica muestre su escepticismo hacia ella ya que se venden bajo la premisa de que no tienen efectos secundarios.

Algunas de estas drogas inteligentes son notablemente populares en países como Estados Unidos tanto entre trabajadores como estudiantes. Una encuesta reciente elaborada entre decenas de miles de personas estableció que el 30% de los estadounidenses las habían tomado en el último año.

En la encuesta también se detectó el incremento en el consumo en varios países europeos. Se elaboran a partir de compuestos químicos como el piracetam o el pramiracetam y otro tipo de sustancias como vitaminas y aminoácidos procedentes de planta y cada vez más empleados de Estados Unidos las adquieren sin ningún tipo de receta médica ya que se venden libremente en herbolarios y tiendas como suplemento nutricional.

La comunidad médica estadounidense recuerda ahora que este tipo de sustancias son empleadas exclusivamente para tratar a pacientes de avanzada edad con demencia o alzhéimer. Sin embargo, sus defensores aseguran que se trata de una herramienta eficaz para mejorar el aprendizaje, la memoria y la creatividad.

Entre sus componentes se han encontrado medicamentos como el Adderall, que se usa para pacientes con hiperactividad y narcolepsia y que tiene efectos secundarios como arritmias o ansiedad. 

La primera droga inteligente conocida fue el piracetam, que fue descubierta por el científico rumano Corneliu Giurgea a principios de los años 60. En ese momento, estaba buscando una sustancia química que pudiera colarse en el cerebro y hacer que la gente se sintiera somnolienta.

Después de meses de pruebas, se le ocurrió el nombre de "Compuesto 6215". Era seguro, tenía muy pocos efectos secundarios, y no funcionó. La droga no envió a nadie a un sueño reparador y pareció funcionar de manera opuesta a lo previsto. Cuando los pacientes lo tomaron durante al menos un mes, produjo mejoras sustanciales en sus recuerdos.

Giurgea acuñó el término nootrópico, que se ha extendido a otras sustancias usadas con el mismo propósito que el piracetam. En la actualidad el piracetam es uno de los favoritos entre los estudiantes y jóvenes profesionales que buscan una forma de mejorar su desempeño, aunque décadas después del descubrimiento de Giurgea, todavía no hay apenas evidencias de que pueda mejorar las capacidades mentales de personas saludables.

Es un medicamento que se receta en varios países europeos, sin embargo no está aprobado para uso médico por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos y tampoco se permite su venta como suplemento dietético pese a que esta práctica está muy extendida en el país norteamericano.

Del piracetam han surgido derivados como phenylpiracetam, desarrollado originalmente por la Unión Soviética como un medicamento para cosmonautas, para ayudarlos a soportar las tensiones de la vida en el espacio. Esta es otra sustancia que se consume cada vez más entre trabajadores estadounidenses.

Son solo algunos ejemplos de estas sustancias. Expertos neurocientíficos defienden que en la actualidad existen evidencias de que realizar ejercicio físico provoca los mismos efectos que los que supuestamente se atribuyen a estas drogas inteligentes, cuya base científica es muy escasa y sobre la cual existe una más que razonable preocupación sobre sus efectos secundarios.


 
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