Los infartos son más mortales en invierno que en verano. (Foto: Envato)

¿Los infartos son más propensos en verano o en invierno?

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El tiempo invernal u otoñal puede ser perjudicial para la salud. Al igual que el calor extremo. Pero los cambios de temperatura bruscos entre interior y el exterior, la ausencia de luz solar... son algunos factores que pueden repercutir en la salud. 

Ahora, algunos estudios han encontrado que la frecuencia de los ataques cardíacos aumenta durante los meses de diciembre y enero en los Estados Unidos. Así lo explica un artículo en el medio LiveScience, en el que el cardiólogo Oliver Guttmann, cardiólogo del Hospital Wellington (parte del proveedor HCA Healthcare UK) ofrece las claves de este fenómeno.

Una de las primeras cosas a tener en cuenta, apunta, es que el tiempo frío obliga al sistema circulatorio a trabajar más intensamente para mantener la temperatura corporal. Este sobreesfuerzo, en sí mismo, ya explica el aumento del riesgo en las personas que parten con un riesgo más elevado.

Es por ello que para optimizar el rendimiento, el sistema circulatorio sufre otro proceso, llamado vasoconstricción, por el que los vasos sanguíneos se estrechan en las extremidades como los dedos, de manera que la circulación se redirija hacia el núcleo del cuerpo y se mantenga la temperatura en esta zona. Esto tiene las consecuencias de que se incrementan tanto la tensión sanguínea como la frecuencia cardíaca.

Esta presión provoca la fractura de las placas grasas que se acumulan en las arterias, con lo que quedan flotando libremente y pueden incluso obstruir un vaso sanguíneo, causando un infarto.

De la misma manera, el tiempo frío aumenta la viscosidad de la sangre, lo que también incrementa el riesgo de que se produzca un coágulo que de manera similar a lo que sucede con las placas grasas bloquee el paso de sangre (accidente isquémico).

Recuerdan que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que un 24 por ciento de la morbilidad mundial son personas que enferman en un lugar y un periodo de tiempo determinados en relación con el total de la población, sin embargo, un 23 por ciento de la mortalidad es atribuible a factores ambientales. 
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