El síndrome de fragilidad del anciano es un estado de disminución de la reserva funcional. (Foto: Envato)

Los alimentos que tienen peligrosos efectos en el envejecimiento

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Ya se ha hablado de sus peligros en más de ocasión, pero ahora, los expertos alertan: el consumo de alimentos ultra-procesados se asocia a un riesgo hasta tres veces superior de desarrollar el síndrome de fragilidad en los ancianos.

Así lo determina un estudio liderado por investigadores del CIBER de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y de IMDEA-Food Institute (CEI UAM+CSIC) que ha publicado la revista The Journals of Gerontology.

El trabajo aporta nueva evidencia sobre los beneficios de la restricción del consumo de alimentos ultra-procesados y la promoción de alimentos frescos o mínimamente procesados en la dieta de las personas mayores para prevenir la pérdida de función asociada a la edad.



La ingesta de alimentos ultra-procesados, es decir, de aquellos que han sufrido transformaciones físicas y químicas durante su elaboración y que mantienen en su presentación final muy poco o ningún contenido de los alimentos naturales originales, se ha asociado con el desarrollo de enfermedades crónicas, factores de riesgo metabólico (obesidad, colesterol elevado, hipertensión), cáncer y mayor mortalidad.

El trabajo se centró específicamente en evaluar el impacto del consumo de estos alimentos ultra-procesados, entre los que se encuentran los refrescos, snacks, galletas, dulces, helados, pizzas industriales, sopas instantáneas, carnes procesadas, etc., en la aparición de fragilidad en personas mayores.

En este estudio, los investigadores llevaron a cabo un seguimiento durante 3,5 años a 1822 personas de más de 60 años pertenecientes a la cohorte Seniors-ENRICA I, representativa de la población de adultos mayores en España. A lo largo de este período, un total de 132 desarrollaron síndrome de fragilidad.

"Los resultados de este estudio permitieron determinar que los adultos mayores que tenían mayor ingesta de energía procedente de alimentos ultra-procesados presentaban un riesgo hasta 3 veces mayor de desarrollar síndrome de fragilidad que aquellos con menor consumo de estos productos", explicaron. 

Entre los productos que más se asociaron al desarrollo de fragilidad se encuentran los lácteos ultra-procesados (azucarados, endulzados y saborizados), las galletas, pasteles y bollerías, así como los zumos industriales. Como ya se había visto anteriormente, la asociación con la pérdida de función en los ancianos fue más fuerte para los alimentos con azúcares añadidos durante su producción.
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