Las infecciones en el tracto gastrointestinal y la enfermedad de Parkinson

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Las infecciones agudas y crónicas en el tracto gastrointestinal superior parecen estar relacionadas con la enfermedad de Parkinson. Así lo determinan los  investigadores del Centro Médico de la Universidad de Georgetown en Washington. 

El trabajo muestra que la alfa-sinucleína, proteína implicada en el párkinson y otras enfermedades neurodegenerativas, se libera cuando se produce una infección en el tracto gastrointestinal superior (esófago, estómago y duodeno) e induce una respuesta del sistema inmune innato del organismo.

"Nuestros hallazgos sugieren que las infecciones frecuentes o crónicas en el tracto gastrointestinal superior podrían sobrepasar la capacidad del cuerpo para eliminar la alfa-sinucleína, lo que conllevaría la aparición de la enfermedad", comentó Michael Zasloff, director de la investigación.

Además, los estudios con modelos animales han demostrado que las bacterias de la flora intestinal pueden inducir la formación de agregados tóxicos en el sistema nervioso entérico, que puede llegar hasta el cerebro.

Las biopsias mostraron que la expresión de alfa-sinucleína en los nervios entéricos del tracto gastrointestinal superior en estos niños se correlacionó positivamente con el grado de inflamación aguda y crónica en la pared intestinal. Asimismo, algunos pacientes trasplantados expresaron alfa-sinucleína a medida que el norovirus los infectaba.

Los autores también observaron que la alfa-sinucleína humana podría atraer a las células inmunes humanas, como macrófagos y neutrófilos, y podría activar o encender las células dendríticas para alertar al sistema inmunológico del patógeno específico detectado.

"Cuando se expresa en cantidades normales después de una infección del tracto gastrointestinal superior, la alfa-sinucleína es una molécula buena con una función protectora. El sistema nervioso dentro de la pared del tracto gastrointestinal detecta la presencia de un patógeno y responde liberando alfa-sinucleína, que atrae a los glóbulos blancos al sitio donde se ha liberado. Además, la alfa-sinucleína producida en un nervio puede propagarse a otros con los que se comunica, protegiendo así un gran campo. El sistema nervioso puede protegerse a sí mismo, así como al tracto gastrointestinal, como un todo en el contexto de una infección", explicó Michael Zasloff.

"Es bien sabido de los estudios con animales que la alfa-sinucleína producida en el sistema nervioso entérico puede utilizar los nervios que conectan el tracto gastrointestinal al tronco encefálico como una escalera mecánica, moviendo la proteína del intestino al cerebro y extendiéndose a centros dentro del sistema nervioso central", indicó el experto.

"Pero demasiada alfa-sinucleína, como sucede en las infecciones múltiples o crónicas, se vuelve tóxica porque el sistema está abrumado, los nervios resultan dañados por los agregados tóxicos que se forman y se produce inflamación crónica. Se producen daños dentro del sistema nervioso del tracto gastrointestinal y el cerebro", comentó.