Las células madre vuelven a mostrar su fuerza, ahora en el corazón

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El trasplante de células en el corazón puede restaurar la capacidad de bombeo de los corazones lesionados en monos con insuficiencia cardíaca. Así al menos lo asegura un estudio publicado en Nature Biotechnology.

El hecho de demostrar dicho beneficio en monos es un paso importante en la progresión de esta terapia, que se basa en el uso de células madre embrionarias humanas, en futuros ensayos clínicos en pacientes humanos.

En un infarto cardíaco no tratado, el bloqueo en el flujo de sangre cardiaco produce la muerte de las células del músculo cardíaco, la cicatrización del corazón e insuficiencia cardíaca; es decir, la incapacidad de bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades del organismo.

La mayoría de las estrategias que se han diseñado para corregir la insuficiencia cardíaca funcionan bien en modelos ratones, pero fracasan cuando se han aplicado en ensayos en humanos. Los estudios en animales más grandes, como los monos, que fisiológicamente están más cerca de los humanos, son los más adecuados para predecir si una terapia determinada funcionará en humanos. 

El trabajo coordinado por Charles Murry, del Instituto de Medicina Regenerativa y Células Madre de la Universidad de Washington (EE.UU.), utilizó un modelo de monos con insuficiencia cardiaca inducida, lo que produjo una disminución de la capacidad de bombeo de los corazones de los animales en más del 40%.

Los investigadores inyectaron alrededor de 750 millones de células del músculo cardíaco, derivadas de células madre embrionarias humanas, en los corazones de los monos. Así comprobaron que las células trasplantadas formaron cantidades sustanciales de nuevo músculo en los corazones heridos.

A las cuatro semanas, los monos tratados recuperaron aproximadamente un tercio de la capacidad de bombeo perdida como resultado del ataque al corazón. Y en dos animales seguidos durante 12 semanas, se restablecieron más de dos tercios de la capacidad de bombeo.

Sin embargo, hay ciertas limitaciones en el estudio. En primer lugar, el tamaño de los grupos es más pequeños de lo que es habitual en un estudio con animales más pequeños. En segundo lugar, este estudio de xenotrasplante no aborda la respuesta inmune humana a los cardiomiocitos alogénicos, es decir, proveniente de donantes genéticamente similares, pero no idénticos. 

Los expertos indican que la recuperación funcional observada en el estudio actual es más grande de lo que se había observado al utilizar modelos de infarto de miocardio ratones o cobayas, aunque los injertos ocuparon una fracción similar del ventrículo. Este hallazgo, destacan, probablemente se explica por el mayor emparejamiento fisiológico entre el humano y el macaco.