Incluir demasiada sal en las comidas, un peligro para la memoria

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Llegar a abusar de la sal en las comidas aumenta el riesgo de padecer hipertensión arterial. Un aspecto a tener muy en cuenta dado que, por un lado, esta hipertensión es la principal causa de mortalidad en todo el mundo y, por otra, los españoles consumimos una media de 10 gramos diarios de sal, lo que supone el doble de la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Pese a ello, parece que el exceso de la ingesta de sal no solo afecta al sistema circulatorio y, por ende, dispara nuestro riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular. También deteriora nuestro cerebro.

Ahora, un estudio dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina Weill de la Universidad de Cornell en Ithaca (EE.UU.), las dietas ricas en sal provocan cambios en el sistema inmune en el intestino que pueden causar déficits en la función cognitiva.
 
"Las dietas ricas en sal se asocian a un incremento del riesgo de enfermedades cerebrovasculares y demencia, pero no sabemos cómo esta sal provoca daños en el cerebro. En nuestro trabajo mostramos que el exceso de sal en la dieta suprime el flujo sanguíneo cerebral en reposo y la función endotelial, conllevando así al desarrollo de deterioro cognitivo", indicó Costantino Iadecola, director de esta investigación.
 
Numerosos estudios han demostrado que, a nivel celular, el consumo excesivo de sal provoca un impacto negativo en la función de las células endoteliales, esto es, las células que forman los vasos sanguíneos y los capilares y regulan el tono vascular.

En el estudio, los autores utilizaron un modelo animal –ratones– al que alimentaron con una dieta rica en sal –entre 4 y 6 gramos diarios, lo que supone aumentar entre ocho 8 y 16 veces la cantidad de sal típica de las comidas de estos roedores– y al que, al cabo de unas pocas semanas, evaluaron la presión sanguínea.

Los autores detectaron una disminución significativa en el flujo sanguíneo cerebral de estos animales, sobre todo en el hipocampo y la corteza cerebral. Una disminución que, lejos de resultar inocua, tenían unas consecuencias, si bien meramente iniciales, muy graves. Y es que tras realizar distintos test de comportamiento, se evidenció que los animales sufrían un deterioro de sus funciones cognitivas.

"La IL-17 circulante promueve la disfunción endotelial y el deterioro cognitivo a través de la producción de óxido nítrico en las células endoteliales del cerebro. Así, nuestros hallazgos revelan un nuevo eje cerebro-intestino delgado que asocian los hábitos dietéticos y el deterioro cognitivo a través de una respuesta inmune adaptativa iniciada en el intestino que compromete la función cerebral mediante la IL-17 plasmática", señalaron los autores. 

Pero, no todo son malas noticias. El efecto, si bien negativo, es totalmente reversible. "Los efectos de la ingesta de sal fueron revertidos una vez los ratones volvieron a seguir una dieta normal o mediante una intervención farmacológica, lo que sugiere que los cambios en el estilo de vida o la administración de fármacos puede ayudar a prevenir, o en su defecto revertir, estos efectos", concluyó Costantino Iadecola.