El importantísimo avance para el diagnóstico precoz de todos los tipos de cáncer

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Aplausos en la comunidad científica y sanitaria para los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford (EE.UU.). Los expertos hallaron un método tan novedoso como eficaz para el diagnóstico precoz de todos los tipos de cáncer.  Se trata de una especie de imán que atrae las células malignas circulantes para, así, poder detectarlas.

"Las células tumorales circulantes son tan escasas que si uno toma una muestra de sangre es muy probable que no contenga ni una sola de estas células malignas. Sería como buscar un grano de arena en una bañera, pero solo sacando unas pocos vasos de agua. Así que los médicos acaban diciendo muy bien, aquí no hay nada. Y aquí es donde nuestro cable imantado puede marcar la diferencia", indicó Sam Gambhir, director de esta investigación.

Las enfermedades oncológicas constituyen, tras las cardiovasculares, la segunda causa de muerte en España y en todo el mundo. De hecho, y según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los distintos tipos de cáncer fueron responsables solo en 2015 del deceso de 8,8 millones de personas.

Una cifra que, además, superará los 14 millones ya en 2035. De ahí la necesidad, vital, de mejorar las actuales tasas de detección precoz de los distintos tipos de cáncer. Y es que cuanto más tardía sea la detección del tumor –o lo que es lo mismo, cuanto más haya progresado la enfermedad–, menor será la eficacia de los tratamientos.

Las células tumorales circulantes, esto es, las células malignas que se han desprendido de un tumor y navegan por el torrente sanguíneo, son habitualmente utilizadas como biomarcadores para el diagnóstico precoz del cáncer.

Según han ideado los autores del nuevo trabajo, imantar estas células tumorales  viajeras y luego atraerlas con un cable imantado. Para ello, primero se inyectan en el torrente circulatorio unas nanopartículas con un antígeno específico para las células cancerígenas que se están buscando. Y como estas nanopartículas portan un imán diminuto, su unión con las células malignas hace que todo el conjunto quede imantado.

En segundo lugar, se introduce un pequeño cable imantado –con una longitud no superior a un dedo meñique y el grosor de un clip– en una vena. Así que cuando el complejo nanopartícula-célula tumoral pase cerca del cable, el magnetismo hará el resto. El imán del complejo se unirá al del cable, por lo que solo habrá que extraerlo, coger las células tumorales y analizarlas.

Los autores utilizaron un modelo animal al que inocularon células tumorales, inyectaron nanopartículas portadoras de un imán y del antígeno específico de las células malignas, e introdujeron el cable imantado en una vena cercana al oído.

La técnica atrapó entre 10 y 80 veces más células tumorales que las que se logran con los actuales métodos de detección del cáncer basados en la sangre. O lo que es lo mismo, entre 500 y 5.000 células tumorales adicionales.

"Calculamos que para recoger las células que se logran con nuestro cable imantado durante 20 minutos habría que extraer unos 80 tubos de sangre. Y, evidentemente, no es demasiado práctica sacar 80 tubos de sangre a una persona. Hablamos de más de medio litro. Por tanto, esperamos que nuestro método amplíe nuestra capacidad de detención y mejore nuestra visión sobre lo raras que son estas células tumorales circulantes y lo rápido que aparecen en la sangre una vez el cáncer está presente", señaló el experto. 

El nuevo método también permite obtener información de tumores en los que, dada su localización, resulta muy difícil obtener una muestra. Y también puede usarse para evaluar la respuesta a los tratamientos: en caso de que la terapia funcione, las células malignas morirán, se desprenderán del tumor y acabarán en la sangre. Así que un mayor número de células muertas circulantes atrapadas por el cable magnético indicaría que el tratamiento está funcionando.

"Si logramos que nuestra técnica sea muy eficaz a la hora de capturar las células cancerígenas, podríamos considerar su uso como tratamiento dejando el cable en la vena a largo plazo. Y es que este cable actúa como un filtro que atrapa las células circulantes y previene que se expandan por otras partes del cuerpo", indicó. 

"También podría utilizarse en cualquier otra enfermedad en la que haya células o moléculas de interés en la sangre. Por ejemplo, y en caso de que estemos evaluando una posible infección bacteriana o la presencia de ADN tumoral circulante o busquemos células responsables de inflamación, el cable y las nanopartículas ampliarían todas estas señales y facilitarían la detección de la enfermedad o la infección", concluyó.