El grave peligro del mensaje de las variantes del coronavirus. (Foto: Envato)8195;

El grave problema del pregón apocalíptico de las variantes de la COVID-19

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Pese a que la pandemia está evolucionando de forma favorable, y la vacunación va viento en popa, seguimos oyendo todo tipo de profecías apocalípticas que hablan de múltiples variantes y sus efectos secundarios devastadores. 

Es importante hablar claro del posible impacto de las variantes y recalcar que, más allá de lo que puedan provocar, el daño que se está haciendo al sector sanitario puede ser irreparable. Que los virus mutan y generan variantes es un hecho conocido.

Afortunadamente, los coronavirus tienen una capacidad de mutación muy limitada pero, a pesar de ello, se sigue hablando de los efectos devastadores que provocan. Estos análisis están provocando tres problemas:
 

  • Obviar el carácter policlonal de la respuesta inmunitaria.

  • Considerar a los anticuerpos como eje central de la respuesta inmunitaria.

  • Olvidar que las variantes tienen que ser viables.

El sistema inmunitario no reconoce un virus, en este caso el SARS-CoV-2. Reconoce independientemente muchos pequeños fragmentos de él (epítopos). Esto implica que un virus no genera una respuesta inmunitaria, sino que genera muchas respuestas paralelas que atacan al virus por diferentes frentes.

Por ello, y aunque cambie algún epítopo, esto solo afecta a alguna de esas respuestas paralelas: el resto se mantienen activas. Es decir, aunque el virus proteja algún flanco (mutación) siguen muchos abiertos contra los que el sistema inmunitario seguirá centrando su ataque.

Las células T CD4+ reconocen epítopos en el virus y los guardan en la memoria. Solo en la proteína S han sido identificados 23 epítopos de T CD4+. Es decir, para que el virus deje de ser reconocido por estos linfocitos tendría que cambiar esos 23 epítopos (unos 300 aminoácidos de los cerca de 1.300 que componen la proteína S).

Las células B, productoras de anticuerpos, rastrean la superficie del virus buscando el punto frente al cual puede producir anticuerpos, pero no tienen capacidad para producirlos por sí mismas. Solo lo hacen si las T CD4+ activadas por alguno de esos 23 epítopos (superficiales o internos) les autorizan para ello.

La infección de nuestras células por SARS-CoV-2 se basa en la complementariedad de la proteína S con ACE2. La proteína S actúa como una llave que abre la célula por su cerradura (ACE2).

El tema de las variantes y la evolución del SARS-CoV-2 se está abordando con demasiada ligereza, lo que puede producir un daño irreparable al sector sanitario. El constante mensaje apocalíptico sobre cada variante hace que, para gran parte de la población, estén provocando miedo y desconfianza. 
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