Enfermedad de Alzheimer, la expansión del mal de la memoria

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La enfermedad de Alzheimer, que afecta en el España a más de 800.000 personas según datos publicados por la Sociedad Española de Neurología, es la demencia más común entre los ancianos. Uno delos principales problemas a los que se enfrentan médicos y pacientes está relacionado con su tratamiento y prevención a la hora de detectarla. 

Ahora, investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) desarrollaron un estudio internacional en el que dieron con un nuevo biomarcador para detectar precozmente la enfermedad mediante resonancia magnética.

"Cuando a un paciente se le diagnostica Alzheimer, la atrofia ya está bien establecida en el cerebro: los volúmenes del hipocampo se han reducido en un 15-25 %", explicó Consuelo Gonzalo, del Centro de Tecnología Biomédica de la UPM.

Pese a ello, las estimaciones de la progresión de la atrofia sugieren que este proceso –asociado a la enfermedad en áreas como el lóbulo temporal medio– debe haber estado activo durante un período de varios años antes del diagnóstico o incluso la presencia de síntomas, por lo que ser capaces de detectar estas pequeñas anomalías iniciales es vital para avanzar en un diagnóstico precoz de la enfermedad.

De acuerdo con diferentes estudios se sabe que, aunque es difícil identificar el alzhéimer en los estadios iniciales, sí se han llegado a detectar ovillos neurofibrilares y depósitos de placa beta amiloide (Aβ).



El resultado principal de estas alteraciones es la destrucción de las sinapsis, seguida de la degeneración de los axones y, en última instancia, la atrofia del árbol dendrítico y del pericarión, lo que conduce a la atrofia en regiones específicas del cerebro, como por ejemplo el hipocampo. 

"Los grandes avances en neuroimagen han proporcionado oportunidades para estudiar enfermedades relacionadas con la neurología. La tomografía por emisión de positrones (TEP) y la resonancia magnética (RM) se utilizan ampliamente en estudios relacionados dada su amplia disponibilidad, su naturaleza no invasiva y la ausencia relativa de molestias para el paciente", indicó Consuelo Gonzalo.

Los cambios en la etapa inicial son sutiles por lo que es realmente difícil distinguir patrones mediante evaluación radiológica.Por tanto, sigue siendo difícil establecer biomarcadores fiables para el diagnóstico y el seguimiento de la progresión de la enfermedad, especialmente en los primeros estadios. Esto ha llevado al desarrollo de numerosos métodos automáticos para la evaluación de la atrofia cerebral. 

"Aunque dadas las diferencias de edad, sexo, deficiencia o calidad de imagen entre las poblaciones de estudio es imposible hacer una comparación directa, en general, podemos afirmar que los resultados obtenidos son comparables o mejores que los de métodos texturales similares", explicó

"Los datos obtenidos con el método propuesto sugieren la extensión del estudio a otros casos, como la discriminación entre el trastorno cognitivo normal y leve o para predecir la evolución del trastorno cognitivo leve a la enfermedad de Alzheimer, así como la expansión y refinamiento de la muestra mediante su extensión a otras bases de datos", informó la experta. 
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