Dormir poco y mal, el chivato de la enfermedad de Alzheimer

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Dormir y conciliar el sueño es algo vital para el ciclo de la vida. Los seres humanos, tal y como sucede con todos los seres vivos, necesitan descansar y reponer fuerzas. Es posible que las personas que duermen poco tengan problemas de salud mucho más graves que las dificultades para conciliar el sueño y, por ende, tener que arrastrar su somnolencia durante el día. 

Tal y como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Wisconsin en Madison (Estados Unidos), las personas que duermen poco tienen una mayor presencia de biomarcadores de la enfermedad en su líquido cefalorraquídeo.

"Las evidencias previas han mostrado que el sueño puede influir de distintas formas en el desarrollo o progresión de la enfermedad de Alzheimer. Por ejemplo, la falta de sueño o las interrupciones durante el sueño pueden conllevar la formación de placas de beta-amiloide porque el sistema de limpieza del cerebro se pone en marcha mientras dormimos. Pero en nuestro estudio no hemos analizado solo estas placas, sino que también hemos evaluado otros marcadores biológicos presentes en el líquido cefalorraquídeo", comentó Barbara B. Bendlin, directora de esta investigación.

Los autores evaluaron la calidad del sueño de los participantes y tomaron muestras de su líquido cefalorraquídeo para detectar la posible presencia de marcadores biológicos del Alzheimer. Y de acuerdo con los resultados, los participantes con peor calidad del sueño, más problemas de sueño y mayor somnolencia diurna tuvieron más biomarcadores de la enfermedad que los que disfrutaban de un descanso totalmente reparador. 

Además de la inflamación y el daño neuronal, la presencia de las dos principales proteínas implicadas en la aparición y progresión del alzheimer: la proteína beta-amiloide (que se agrupa formando placas altamente tóxicas para las neuronas) y la proteína tau (que se agrupa formando ovillos neurofibrilares, igualmente muy tóxicos).

La asociación entre la presencia de biomarcadores y el sueño de mala calidad fue independiente de otros factores como el índice de masa corporal (IMC), el nivel educativo e, incluso, la toma de medicación para conciliar el sueño.

"La identificación de factores de riesgo modificables del alzheimer es ciertamente importante dado que se estima que el retraso de tan solo cinco años en la aparición de la enfermedad reduciría en hasta 5,7 millones el número de casos en los próximos 30 años. Una reducción, además, que conllevaría un ahorro de 367.000 millones de dólares estadounidenses en costes sanitarios", comentó.

No todas las personas con problemas de sueño presentan estas anomalías en su líquido cefalorraquídeo. Por ejemplo, los resultados no encontraron ninguna asociación entre los biomarcadores en este líquido cefalorraquídeo y la apnea del sueño.

El sueño de mala calidad podría ser un aviso de un mayor riesgo de alzheimer. De hecho, es posible que, más que un aviso, este mal dormir esté directamente colaborando en la aparición de la enfermedad. "Todavía no está claro si el sueño afecta al desarrollo de la enfermedad o si la enfermedad afecta a la calidad del sueño. Necesitamos más estudios para definir la relación entre el sueño y estos biomarcadores", concluyó.