Dormir bien y del tirón, el peligro de posponer la alarma cada día

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Despertarse con alarma es una de las peores acciones semanales que muchos sufren. Muchos se despiertan una vez que suena la primera alarma, otros, sin embargo, la posponen. A las 7:00, a las 7:40, a las 7:45, a las 7:48... Hasta que se dan cuenta que ya no tienen más avisos y les toca salir corriendo. 

Para estas personas, lo importante, pese a que se le eche encima la hora  deben pensar que están más descansados porque han dormido más. 

Cualquiera que haya practicado alguna vez la costumbre de posponer el despertador una y otra vez sabrá que la respuesta es un no rotundo. No nos ayuda a estar más descansados, sino todo lo contrario. ¿Pero por qué? La razón está en las fases del sueño.

Durante un ciclo completo de sueño se dan cinco etapas. La etapa I, también conocida como adormecimiento, es la que se da cuando nos quedamos dormidos. En ella, tanto los ojos como al actividad muscular se enlentecen y son muy habituales los despertares. Suele durar unos diez minutos.

Más tarde, en la etapa II, se reduce el tono muscular, el sueño se hace más profundo y los ritmos cardíaco y respiratorio disminuyen. Los ojos quedan quietos y las ondas cerebrales se enlentecen. Mientras que en la anterior podíamos ser conscientes de lo que ocurre alrededor, en esta comienza a ser más complicado. También es la etapa en la que se produce la típica sensación de caída al vacío que se experimenta a veces mientras se duerme.

La etapa III es una fase de no más de tres minutos, que sirve como transición hacia la IV, conocida como fase del sueño profundo. Durante ella se descansa, tanto física como psíquicamente. Por eso, si transcurre correctamente da lugar a un descanso muy reparador.

Llega la última etapa. Es la conocida como fase REM (Rapid Eye Movement), llamada así por la gran velocidad a la que se mueven los ojos bajo los párpados. Durante esta fase, que dura entre 15 y 30 minutos, se da una gran actividad cerebral, pero los músculos se encuentran bloqueados, de ahí la sensación de parálisis que sentimos a veces al despertar en mitad de la noche. Es también la etapa en la que se sueña.

A lo largo de la noche, las cuatro primeras etapas, llamadas no REM, se van alternando repetidas veces con la REM. Ahora bien, ¿Cuándo se despierta? Normalmente, el despertar “natural” se da en los últimos minutos de la fase REM, cuando el sueño es más ligero y el cuerpo se ha preparado para una nueva jornada, a través de mecanismos como la subida de temperatura o la secreción de dopamina y cortisol, que inhiben la sensación de cansancio y somnolencia.

Si utilizamos alarma resulta complicado saber en qué momento del sueño estará una persona cuando suene, de ahí que se tienda a sentirse más cansados que cuando un fin de semana, aun decidiendo madrugar, muchos se dan el gusto de prescindir de ella.

Pero esta sensación es muchísimo peor si no solo se utiliza despertador, sino que lo que se hace es sonar repetidas veces, en periodos muy cortos de tiempo. De este modo lo único que se consigue es empezar varios ciclos de sueño, que no llegan a finalizar, lo que se traduce en síntomas como mal rendimiento durante el día, problemas de memoria, somnolencia o ralentización en la toma de decisiones.