La dismorfia corporal es un tipo de trastorno obsesivo-compulsivo. (Foto: Envato)

Dismorfia corporal o cómo buscar la perfección estética

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La dismorfia corporal, conocida también como trastorno dismórfico corporal (TDC), es un tipo de trastorno obsesivo-compulsivo que “empuja” a las personas a buscar la perfección estética. Esto les lleva muchas veces a tener una autopercepción distorsionada de la propia imagen y que un pequeño defecto -o uno que ni siquiera existe- sea percibido como una alteración muy grave.

Las personas afectadas se obsesionan con esas imperfecciones hasta llegar, por ejemplo, a desarrollar cuadros de ansiedad y, si se lo pueden permitir, a someterse a continuas cirugías estéticas con las que nunca quedan satisfechos, “no puede evitar fijarse constantemente en ese rasgo, se angustia ante la creencia de que los demás también lo perciben y pone en marcha intentos de todo tipo para ocultarlo o corregirlo”, cuenta Rafael San Román, psicólogo de ifeel.

Tras la retirada de la obligación de las mascarillas, este trastorno aumentó, lo que se notó en la demanda de tratamientos de cirugía y medicina estética en el rostro, “al retirar la mascarilla, hay un mayor interés por realizarse tratamientos estéticos, y hemos notado un aumento de consultas tanto de tratamientos corporales como de faciales”, indicó.

Además, los expertos notaron que determinados tratamientos estéticos son demandados por “personas con un perfil digital muy activo que han pasado meses interactuando a través de pantallas. El uso de filtros transformadores, que devuelven una imagen más tersa, unificada y luminosa del rostro, puede impulsar el interés por lograr esa imagen ‘efecto buena cara’ en nuestro día a día”. 

“Los adolescentes tienden de por sí a observarse mucho, tienen un aspecto en evolución, poco estable, y tienden a sentirse insatisfechos o inseguros con él. Si tienen a mano recursos del tipo clínicas de estética es más probable que recurran a ellos, aunque no debemos pensar que todos los que lo hacen presentan un trastorno. Además, el uso que hacen algunas personas de las RRSS puede exacerbar la observación hiperanalítica del aspecto físico, las comparaciones con referentes inalcanzables o poco realistas y, por eso la preocupación por tal o cual rasgo físico en la persona. Pero de ahí a desarrollar un trastorno mental hay un trecho”, señalan.

Los centros de estética tienen una importante labor en este aspecto, pues pueden localizar o sospechar de casos de dismorfia, “los psiquiatras y psicólogos son los que pueden diagnosticar este trastorno, pero, los pacientes están convencidos de que la solución pasa por mejorar su imagen, de manera que podemos encontrarnos con algún caso”.

 “El profesional de la estética es responsable de gestionar las expectativas del paciente, explicando las mejoras que sí se pueden abordar con tratamientos de cabina. Por eso, siempre que recibimos un paciente realizamos una entrevista en profundidad para conocer sus expectativas", indicaron.

"En un cuadro de trastorno de dismorfia, la persona está convencida de que su problema es físico y acude a clínicas de estética, a dermatólogos o dentistas en lugar de visitar la consulta de un psicólogo. Al no tratar el origen real del problema, estas personas no consiguen superar su complejo por muchos tratamientos de estética, retoques o intervenciones quirúrgicas a las que se sometan, creando insatisfacción y frustración”, explicaron. 

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