Dieta mediterránea y envejecimiento, ¿aliados o enemigos?

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El envejecimiento es un proceso natural que, en la actualidad, no se puede detener y menos aún revertir. Pese a ello, está en nuestras manos que este proceso sea más o menos saludable, que se envejezca mejor o peor. 

Si bien las personas mayores, y sobre todo las muy mayores, tienen una peor condición física que la que disfrutaban en su juventud, no tienen por qué ser frágiles. No en vano, la adopción de hábitos de vida saludables previene en gran medida esta fragilidad en la edad avanzada y, por ende, ayuda a reducir el riesgo de problemas de salud y discapacidades. 

De hecho, un estudio llevado a cabo por investigadores del Colegio Universitario de Londres (Reino Unido) muestra que los mayores que siguen la dieta mediterránea tienen una probabilidad muy, pero que muy inferior de convertirse en personas frágiles.

"Nuestro trabajo demuestra de forma muy consistente que las personas mayores que siguen una dieta mediterránea tienen un menor riesgo de padecer fragilidad. Concretamente, las personas que más se adhieren a este tipo de alimentación presentan, en general y frente a aquellas que la siguen en menor medida, menos de la mitad del riesgo de convertirse en frágiles a lo largo de un periodo de casi cuatro años", comentó Kate Walters, co-directora de esta investigación.

La  fragilidad es, básicamente, un síndrome biológico –si bien notablemente influenciado por los factores cognitivos y sociales– consecuente con el deterioro de la condición física asociado al envejecimiento. Así, la fragilidad no solo incrementa el riesgo de mortalidad de los afectados, sino que impacta de forma muy negativa sobre su calidad de vida.

Los autores dividieron a los participantes en tres grupos en función de su adherencia a la dieta mediterránea. Y de acuerdo con los resultados, las personas con mayor seguimiento de este tipo de alimentación presentaban, frente a aquellas con menor adherencia, un riesgo hasta un 69% inferior de desarrollar fragilidad. Una disminución que, en el caso del grupo intermedio de adopción de la dieta mediterránea, se estableció en un 38%.

Indican los autores que este tipo de alimentación en la que priman las verduras, las frutas y los cereales integrales parece ayudar a las personas mayores a mantener su fuerza muscular, su actividad, su peso y sus niveles de energía.

"Nuestro trabajo refuerza las evidencias, cada vez más numerosas, sobre los potenciales efectos beneficiosos de la dieta mediterránea, en este caso por ayudar a las personas mayores a seguir bien con el paso de los años", concluyeron.