La conversación secreta entre el cáncer de pulmón y los huesos

Compartir en:
fjrigjwwe9r1_articulos:cuerpo
Los tumores cuentan con múltiples mecanismos para evitar que los sistemas inmunes de los organismos que están devorando cumplan con su función. O lo que es lo mismo, que los destruyan. Por ejemplo, ya se sabe las células cancerígenas portan en su superficie una señal que dice "no me comas" para evitar ser comidas por los macrófagos. 

Asimismo, que envían señales a los linfocitos T reguladores para que desactiven la respuesta inmune y, así, poder crecer a sus anchas. Sin embargo, es muy posible que estos mecanismos sean mucho más enrevesados de lo que se creía. Y es que es incluso posible que los tumores convenzan a los órganos del paciente para que les ayuden en su crecimiento y expansión.

Un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores Hospital General de Massachusetts en Boston (Estados Unidos ), en el que se muestra cómo el cáncer de pulmón envía señales a la médula ósea (o lo que es lo mismo, a los huesos) para que produzcan un tipo de célula inmune que cruce el organismo y colabore en su progresión.

"Las células inmunes juegan un papel crítico en el cáncer. Por ejemplo, ya sabemos que los linfocitos T, que pueden ser activados con las inmunoterapias, tienen la capacidad de eliminar los tumores. Sin embargo, los tumores albergan distintos tipos de células inmunes, algunos de los cuales han sido mucho menos estudiados que los linfocitos T y también podrían controlar la progresión tumoral", explicó Mikael Pittet, director de esta investigación.

"En este contexto, las células mieloides son células inmunes que están atrayendo una gran atención porque son capaces de infiltrarse en muchos tipos de tumores. Unas células entre las que se incluyen los neutrófilos y los macrófagos y que parecen modular algunas de las actividades clave asociadas al cáncer", señaló.

Para ellos los expertos explicaron el significado de las células mieloides. Se trata de unas células sanguíneas producidas en la médula ósea a partir de las células madre hematopoyéticas, esto es, el tipo de célula madre responsable de convertirse en todas y cada una de las células de la sangre. 

En su proceso de diferenciación, las células madre hematopoyéticas pueden convertirse en dos tipos de células: células mieloides, cuya maduración se lleva a cabo siempre en la médula ósea; y células linfoides, cuya diferenciación puede producirse fuera de esta médula ósea linfopoyesis. Así, las células mieloides incluyen a todas las células de la sangre  salvo a los linfocitos, que son células linfoides.

Los autores observaron que, comparados frente a aquellos sin la enfermedad, los ratones con cáncer de pulmón experimentaban un incremento tanto de la cantidad como en la actividad de sus osteoblastos en la médula ósea. Y asimismo, que la reducción del número de osteoblastos en los animales limitó la infiltración de células mieloides.

Lo que vieron es que no solo hay un tipo, sino dos: los que expresan grandes cantidades de una proteína denominada ‘Siglec-F’ y los que no. Y asimismo, que la acumulación de neutrófilos con elevada expresión de Siglec-F dependía del número de osteoblastos en la médula ósea.

"Nuestros hallazgos muestran la existencia de interacciones a larga distancia entre el cáncer de pulmón y los huesos. Los tumores activan de forma remota a los osteoblastos, y estas células óseas responden alterando la inmunidad al proporcionar a los tumores neutrófilos promotores del cáncer. Sabemos que los pacientes con distintos tipos de cáncer presentan niveles elevados de células mieloide en sangre, por lo que es posible que haya otros tumores que también interactúen de una forma similar con el hueso para incrementar la producción de células mieloides", señaló. 

"Nuestro trabajo muestra la importancia de estudiar el cáncer como una enfermedad sistémica. El estudio de cómo los órganos alejados del tumor contribuyen a la progresión del cáncer nos ayudará a desarrollar terapias para manipular estas actividades sistémicas. Tan solo hemos empezado a estudiar la complejidad de las respuestas mieloides en el cáncer y a identificar los componentes moleculares y celulares que promueven la enfermedad. Esperamos que la modulación de las vías mieloides nos permita superar algunas de las limitaciones de los actuales tratamientos y, así, podamos mejorar la calidad de vida de los pacientes oncológicos", concluyó.