Cómo apagar la obesidad, el tratamiento del interruptor genético

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¿Hay algún tratamiento rápido contra la obesidad? Según un nuevo estudio es tan sencillo como tener un interruptor de encendido y apagado. ¿Qué quiere decir eso realmente? Pues bien, la clave la tiene el TLE3.

Pero, ¿qué papel tiene realmente el TLE3? Según los expertos se trata de un interruptor genético que detiene la conversión de la grasa blanca en grasa parda o marrón, lo que permitiría quemar más grasa de forma más eficiente. 

Los investigadores de la Universidad de Utah (Estados Unidos) descubrieron una manera de producir más células grasas pardas que queman energía de forma más eficiente.
"Sabemos que hay diferentes tipos de células de grasa; TLE3 es una forma de abordar cómo se programan las células de grasa. Si pudiéramos encontrar formas terapéuticas de inhibir TLE3, podríamos desarrollar intervenciones, por ejemplo, para la diabetes tipo II", indicó Claudio Villanueva, autor principal del estudio. 

Cabe recordar que las células de grasa tienen tres tipos: la grasa blanca, la más común, es la grasa almacenada asociada con trastornos metabólicos, como la diabetes y la obesidad. Las grasas marrón y parda contienen más mitocondrias, las centrales de energía de la célula, lo que permite que quemen combustible de manera más eficiente.

Cabe recordar que la grasa marrón se activa en condiciones de frío y se quema para generar calor, mientras que la grasa parda se encuentra en racimos dentro de la grasa blanca, aunque se sabe poco sobre sus funciones.

Los expertos descubrieron que el tejido graso blanco que sobreexpresa el factor 2 de células B (EFB2) recluta más células de grasa de color beige, pero este gen codificador de proteínas se desencadena por muchos factores.

El equipo se centró en el potenciador 3 (TLE3), una proteína situada en la misma región que EFB2. Así encontraron que TLE3 actúa como un interruptor, impidiendo que EFB2 convierta la grasa blanca a beige y evitando el gasto de energía y el uso de la glucosa.

Los investigadores entonces decidieron actuar sobre este interruptor. Así, eliminaron TLE3 en ratones y sometieron a los animales a condiciones de frío extremo durante varios días. El objetivo, explican, era recrear una situación en la que un animal intentaría desarrollar células de grasa de color beige para interpretar el impacto de la pérdida de TLE3.

"Los ratones knock-out experimentaron un mayor gasto de energía en condiciones normales y pérdida de peso en condiciones de frío. Incluso sin la estimulación con frío, los ratones knock-out no aumentaron de peso", indicó el experto.