La clave de la longevidad está en el consumo de carne roja

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El aumento de ingesta de carne roja, especialmente la carne roja procesada, se asocia con un mayor riesgo de muerte, sugiere un gran estudio realizado en Estados Unidos. También lo dijo hace tiempo la OMS. Ahora, este estudio determina que reducir la ingesta de carne roja al tiempo que se incrementa la ingesta de proteínas saludables, como huevos y pescado, cereales integrales y verduras, puede reducir dicho riesgo a medio y largo plazo.

Desde hace tiempo se ha relacionado el consumo de carne roja con un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular, ciertos tipos de cáncer y muerte prematura. Pero poco se sabe sobre cómo los cambios en la ingesta de carne roja pueden influir en el riesgo de muerte.

Para determinar esta asociación posible, los investigadores de Estados Unidos y China analizaron la relación entre los cambios en el consumo de carne roja durante un período de ocho años con la tasa de mortalidad durante los siguientes ocho años, desde 1986 hasta el final del seguimiento en 2010.

Cada cuatro años, los participantes completaban un cuestionario relacionado con la frecuencia en el consumo de ciertos alimentos. En ella, se les preguntaba con la frecuencia, media, en la ingesta de cada alimento en el último año, desde "nunca o menos de una vez por mes" a "6 o más veces al día". Posteriormente dividieron a los participantes en cinco categorías según sus cambios en el consumo de carne roja.

Durante el período de estudio, el número total de muertes por cualquier causa (conocida como "mortalidad por todas las causas") fue de 14.019 (8.426 mujeres y 5.593 hombres). Las principales razones fueron: enfermedad cardiovascular, cáncer, enfermedad respiratoria y neurodegenerativa.

Después de ajustar la edad y otros factores potencialmente influyentes, el aumento de la ingesta total de carne roja (tanto procesada como no procesada) en 3,5 raciones por semana o más durante un período de ocho años se asoció con un incremento del 10% en el riesgo de muerte en los ocho años siguientes.

El aumento de la ingesta de carne roja procesada -tocino, perritos calientes, salchichas, etc.-, en 3,5 raciones por semana o más se asoció con un aumento del 13% de riesgo de muerte, mientras que el aumento de la ingesta de carne roja sin procesar se asoció con un riesgo de un 9% mayor.

En general, una reducción en la ingesta de carne roja y un aumento de cereales enteros, verduras u otros alimentos con proteínas, como aves sin piel, huevos y pescado, se asoció con un menor riesgo de muerte entre hombres y mujeres.

Por ejemplo, cambiar una ración al día de carne roja por otra de pescado durante ocho años se relacionó con un riesgo de muerte un 17% menor en los ocho años siguientes. Además, dichos hallazgos se mantenían a corto plazo (cuatro años) y a más largo plazo (12 años).
 
Ahora bien, reconocen los autores, se trata de un estudio observacional y como tal no puede establecer la causa. Asimismo, hay algunas limitaciones, entre ellas el hecho de que no se analizaron las razones de los cambios en el consumo de carne roja que podrían haber influido en los resultados. Y, por último, los participantes en el estudio eran principalmente profesionales de la salud de raza blanca, por lo que es posible que los resultados no sean extrapolables.
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