Persona dudando si tomar un antibiótico u otra medicina para tratar un problema relacionado con su salud. (Foto: Freepik)

Antibióticos: los usos indebidos

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Los antibióticos se consideran uno de los medicamentos más eficaces e innovadores.

Este tipo de medicamentos sirve para tratar enfermedades producidas por bacterias. Sin embargo, su uso indiscriminado y sin prescripción puede poner en riesgo la salud.

No funcionan para curar todas las infecciones ni como antipiréticos, muchos caen en el error de emplearlos ante cualquier malestar y con ello solo consiguen que las fórmulas pierdan eficacia para combatir aquellas enfermedades para las que fueron creadas.

Acabar con la vida y no con la infección

Existe un alto porcentaje de antibióticos que se consumen fuera de los hospitales y centros de salud, buena parte de los enfermos los usan para mejorar síntomas derivados de infecciones respiratorias que deben su origen a causas virales y no bacterianas.

Los antibióticos tienen el poder de inhibir la acción del agente o matar las células que lo componen, cuando se utilizan sin que sea necesario buscará acabar con ciertos microorganismos que viven naturalmente en el cuerpo humano.

Visto desde esta perspectiva los antibióticos son fármacos que demandan la evaluación de un especialista para ajustar la dosis recomendada, la razón es muy simple, cuando se administran hay que conocer el tipo de bacteria, ubicación, tamaño y fase de crecimiento. Aplicar un tratamiento sin tener en cuenta estos factores puede no acabar con la infección y, por el contrario, hacerla más fuerte.

Si tomas un antibiótico como paliativo para dolores, fiebre o malestar asociado a las vías respiratorias es probable que no consigas alivio, porque, aunque se trata de un súper medicamento no tienen capacidad para actuar sobre los virus.

En muchos casos, hay infecciones que nuestro cuerpo puede combatir sin ayuda de antibióticos.

Para saber si tu sistema necesita antibióticos lo mejor es que intentes aliviar los primeros síntomas con medicamentos que puedes ingerir sin prescripción, es común atender un dolor con antiinflamatorios como el ibuprofeno o buscar salir de un malestar con antigripales que contengan acetaminofén.

Si después de 3 días observas que no mejora la molestia lo correcto será recurrir al especialista y que sea quien determine el antibiótico más adecuado.

Puede ocurrir que se trate de enfermedades recurrentes y creas que con repetir el tratamiento que funcionó antes bastará para recuperarte y esto puede afectar a la eficacia del medicamento y mantener viva la infección.

Factores de riesgo

Aunque la mayoría de las personas saben que es posible que su cuerpo empiece a crear resistencia a los antibióticos por consumo inadecuado, no todos entienden la profundidad del problema.

Con el paso del tiempo la tendencia apunta al fracaso de las fórmulas y la aparición de bacterias muy difíciles de tratar.

La existencia del antibiótico logró avances importantes en la medicina y gracias a ellos infecciones que antes eran mortales o dejaban secuelas permanentes han podido ser superadas.

Lo que se juegan los médicos al recetar antibióticos es la vida del paciente y su recuperación ante infecciones contra las que no puede luchar solo.

Anualmente mueren muchas personas por infecciones que son resistentes al tratamiento con antibióticos, todo esto gracias a la mutación que hacen las bacterias para evadir el efecto del medicamento.
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