¿Qué relación tiene el trigo con el empeoramiento en la esclerosis múltiple?

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Los inhibidores de la amilasa y la tripsina (ATI) son conocidos como el gluten que se encuentra en el trigo. Unos ATI que, tal y como sucede con el gluten en las personas celiacas, pueden desencadenar una reacción inmune con consecuencias muy molestas e, incluso, ciertamente graves.

Numerosas investigaciones sugirieron que dichos ATI podrían encontrarse detrás de la sensibilidad al gluten no celiaca, enfermedad asociada con los síntomas, tanto gastrointestinales como extradigestivos, típicos de la celiaquía y que padece hasta un 5-10% de la población. Sin embargo, ahora un nuevo estudio da un paso más allá. 

Investigadores de la Universidad Johannes Gutenberg en Maguncia (Alemania) descubrieron que los ATI es responsable de la aparición de la inflamación en numerosas enfermedades crónicas, caso de la esclerosis múltiple, el asma o la artritis reumatoide.

"Además de contribuir al desarrollo de enfermedades inflamatorias relacionadas con el intestino, creemos que los ATI pueden promover la inflamación en otras enfermedades crónicas fuera del tracto digestivo. Esperamos que nuestro trabajo derive en una recomendación que aconseje una dieta libre de ATI para ayudar a tratar una variedad de trastornos inmunes potencialmente graves", comentó Detlef Schuppan, director de esta investigación.

Por lo general, la mayoría de estudios se han centrado en el gluten y su impacto sobre la salud digestiva. Sin embargo, y si bien constituyen únicamente el 4% del total de las proteínas que se encuentran en el trigo, cada vez hay más trabajos sobre los ATI.

Sin embargo, las evidencias alcanzadas hasta el momento, ahora confirmadas, sugerían que el consumo de ATI puede provocar el desarrollo de inflamación en tejidos distintos del intestino, caso de los ganglios linfáticos, los riñones, el bazo e, incluso, el cerebro.

Esto supone un "un notable empeoramiento de los síntomas de su patología, entre otras la esclerosis múltiple, el lupus, el asma, las enfermedades inflamatorias intestinales (colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn), la artritis reumatoide y la esteatosis hepática no alcohólica".

"Nuestros resultados demuestran que los ATI presentes en el trigo, que también están contaminando los alimentos comercializados con gluten, activan algunos tipos de células inmunes específicas tanto en el intestino como en otros tejidos, empeorando así, cuando menos de forma potencial, los síntomas asociados a las enfermedades inflamatorias pre-existentes", explicaron. 

La sensibilidad al gluten no celiaca se asocia con síntomas gastrointestinales como diarrea, dolor e hinchazón abdominal. Y asimismo, con síntomas no digestivos como las jaquecas, la fatiga, el eczema y los dolores articulares. Es decir, con las manifestaciones asociadas a la enfermedad celiaca. Tal es así que el tratamiento también consiste en seguir una dieta libre de gluten, lo que mejora, y mucho, la sintomatología.

"Los ATI podrían contribuir al desarrollo de la sensibilidad al gluten no celiaca. El tipo de inflamación intestinal que hemos visto en estos pacientes difiere de la causada por la celiaquía, y no creemos que sea provocada por el gluten", concluyó el experto. 


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