Prevenir los síntomas de demencia sin recurrir a los medicamentos

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En la actualidad conviven en el mundo alrededor de 47 millones de personas con demencia, sobre todo con la enfermedad de Alzheimer, una dolencia que supone entre un 60% y un 70% de todos los casos de demencia. Esta cifra se prevé que se disparará en los próximos años, alcanzando los 66 millones de afectados en 2030 y los 115 millones en 2050.

La buena noticia es que muchos de estos casos se pueden prevenir. Y para ello no hace falta utilizar fármacos para paliar el deterioro cognitivo. Al menos eso es lo que apunta el informe de la Comisión para la Prevención Cuidado de la Demencia en el que asegura que hasta un 35% de los casos de demencia se pueden prevenir mediante el abordaje de nueve factores de riesgo asociados al estilo de vida.

"Ha habido un esfuerzo centrado en el desarrollo de fármacos para prevenir la demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer. Pero no podemos perder la perspectiva sobre los grandes avances que ya hemos logrado en el tratamiento de la demencia, caso de las estrategias preventivas", indicó Lon Schneider, de la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California.

Debe tenerse en cuenta que la reducción del riesgo de demencia comienza ya desde la infancia. Y para ello, debe promoverse la educación, es bien sabido que las personas mayores con un bajo nivel educativo tienen una mayor probabilidad de desarrollar Alzheimer.

En segundo lugar, y ya alcanzada la mediana edad, debe abordarse la pérdida de audición, la hipertensión arterial y la obesidad. Una adopción de medidas para evitar tres factores de riesgo que, unida a la educación desde la infancia, reduciría en hasta un 20% la incidencia de demencia.

Al final, y ya llegados a las etapas avanzadas de la vida, debe cortarse de raíz el hábito tabáquico, tratar la depresión, aumentar la actividad física, incrementar el contacto social y abordar la diabetes. Unas medidas que, por sí solas, disminuirían la tasa de demencia en otro 15%.

"La magnitud del efecto potencial de la reducción de estos factores de riesgo sobre la demencia es mucho mayor que la que podrían llegar tener los fármacos que actualmente se encuentran en fase de experimentación. La atenuación de los factores de riesgo constituye una estrategia poderosa para reducir la carga global de demencia", explicó.

"Los fármacos antipsicóticos son comúnmente utilizados para tratar la agitación y la agresividad, pero hay una preocupación notable sobre el empleo de estos fármacos porque se asocian a un mayor riesgo de muerte, episodios cardiovasculares e infecciones. Todo ello sin tener en cuenta la sedación excesiva", indicó.

Los expertos aseguran que "las intervenciones psicológicas, ambientales y sociales, caso de las actividades que promueven el contacto social. No en vano, los estudios han mostrado que estas intervenciones son más eficaces que los fármacos antipsicóticos a la hora de tratar la agitación y la agresividad asociadas a la demencia". Y como concluyen los autores, "también hemos encontrado que las intervenciones no farmacológicas como las terapias grupales de estimulación cognitiva y el ejercicio son beneficiosas para la cognición".