Pensar en hacer ejercicio es tan importante como llevarlo a cabo

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El ejercicio físico, tal y como han constatado infinidad de estudios, es muy beneficioso para la salud. Sin embargo, parece que no es suficiente con practicar ejercicio. También es importante ponerlo en práctica. 

Las personas que piensan que son menos activas que el resto de la población de su misma edad tienen un riesgo notablemente mayor de morir de forma precoz. Pero, ¿hasta qué punto influye la percepción que tenemos sobre nuestra actividad física y cómo la se compara frente a la que realizan los demás?.

Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Stanford muestra que las personas que se autoproclaman más sedentarias cuando se comparan con sus homónimos de su misma edad tienen un riesgo hasta 71% mayor de fallecer prematuramente que aquellas que consideran que su actividad física se encuentra por encima de la media.

"Mucha gente sabe que no realizar suficiente ejercicio físico es malo para la salud. Pero lo que la mayoría de la población desconoce es que el pensar que uno no está realizando suficiente ejercicio también puede dañar su salud", explicó Octavia Zahrt, co-directora de esta investigación.

Debe destacarse que los participantes en uno de los tres estudios portaron durante una semana un acelerómetro para medir su nivel de actividad física real. Es decir, el ejercicio realizado pudo cuantificarse a partir de datos objetivos, que no simplemente a partir de las valoraciones y estimaciones de cada participante.

"Nuestra percepción sobre cuánto ejercicio estamos realizando y sobre si creemos que es o no adecuado está influida por muchos factores que van más allá de cuánto ejercicio estamos realmente practicando. Por ejemplo, si uno vive en una zona en la que sus vecinos están realmente en forma, se verá asimismo como relativamente inactivo incluso aunque su nivel de ejercicio sea suficiente", explicó. 

"Y si uno cree que el único ejercicio que cuenta como ejercicio real es el que se lleva a cabo en el gimnasio o al salir a correr, puede pasar por alto el que realiza en el trabajo o mientras limpia la casa", indicó. 

Aquellos que creyeron ser más sedentarios que sus coetáneos tuvieron un riesgo hasta un 71% superior de haber fallecido en el año 2011 que los que consideraban que realizaban más ejercicio que el resto. Un hallazgo que resultó independiente de la edad, nivel socioeconómico, características demográficas, presencia o ausencia de enfermedades crónicas y nivel de ejercicio físico real de los participantes y que, en opinión de los autores, podría explicarse por el efecto placebo.

"Siguiendo esta lógica, alguien que no crea que se está ejercitando lo suficiente puede lograr menos beneficios fisiológicos que aquel que piense que su nivel de actividad física es adecuado. El efecto placebo es muy robusto en medicina, y es lógico esperar que también juegue un papel sobre los beneficios potenciales de los comportamientos saludables", comentó.

"La mayoría de los estadounidenses piensa que la única actividad física saludable es el ejercicio vigoroso que se realiza en un gimnasio o al correr. Y en este contexto, nuestro trabajo sugiere que percibir las actividades cotidianas como un buen ejercicio es casi tan importante como realizar las actividades referidas. En nuestra búsqueda de la salud y la longevidad es importante no solo adoptar hábitos saludables, sino también pensamientos saludables", concluyó Alia Crum.