La mortalidad se dispara en aquellos que consumen omeprazol

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Los inhibidores de la bomba de protones (IBP) constituyen una de las familias de fármacos más utilizados en todo el mundo. Unos IBP entre los que destaca el famoso omeprazol y que se emplean comúnmente en el tratamiento de la acidez estomacal, la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) y las úlceras estomacales. 

Muy especialmente por las personas mayores, abocados a tomar estos IBP para contrarrestar los efectos gastrolesivos, esto es, que dañan el estómago y causan úlceras y ardor, de los antiinflamatorios no esteroideos (AINE).

Según muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis (Estados Unidos), el uso a largo plazo de estos IBP aumenta de forma descomunal el riesgo de mortalidad general.

"Da igual cómo analicemos los datos, siempre llegamos a la misma conclusión: hay un incremento del riesgo de mortalidad entre los usuarios de IBP. Por ejemplo, cuando comparamos a los pacientes que toman anti H2 con los que toman IBP durante uno o dos años, vemos que los que toman los IBP tienen un riesgo hasta un 50% mayor de morir en los próximos cinco años. La gente tiene la idea de que los IBP son muy seguros porque son fáciles de adquirir, pero hay riesgos muy reales asociados a la toma de estos fármacos, especialmente durante largos periodos de tiempo", comentó Ziyad Al-Aly, director de esta investigación.

Los resultados mostraron que, comparados frente a los tratados con anti H2, los pacientes que tomaron IBP tuvieron un riesgo hasta un 25% mayor de fallecer en estos cinco años. De hecho, y según estiman los autores, por cada 500 personas que toman IBP durante un año se produce una muerte adicional que no se hubiera producido de no haberse seguido el tratamiento.

Es más; calculado el riesgo de mortalidad asociado a la toma de IBP y de anti H2 entre los pacientes a los que les fueron prescritos estos fármacos a pesar de no padecer ninguna de los problemas gastrointestinales para los que se encuentran recomendados, los resultados mostraron que la probabilidad de fallecer durante los siguientes cinco años es un 24% superior en caso de tomar un IBP.

Tras 30 días de tratamiento, el riesgo es similar para los IBP y los anti H2. Y a partir de aquí, el riesgo se dispara, hasta el punto de que transcurridos uno o dos años de tratamiento, la probabilidad de muerte de los usuarios de IBP es hasta un 50% mayor que la de los que toman anti H2.

"La mayoría de los regímenes de tratamiento recomendados para la mayoría de los IBP son cortos. Por ejemplo, y en el caso de las úlceras, es de dos a ocho semanas. Pero mucha gente los toma durante meses o años. Los IBO son prescritos en la mayoría de los casos por una buena razón médica, pero si los médicos no detienen el tratamiento los pacientes siguen, siguen y siguen tomándolo. Es necesario llevar a cabo revisiones periódicas. La mayoría de las veces, la gente no va necesitar tomar estos IBP durante uno, dos o tres años", explicó el director. 

Sin embargo, apuntan los autores, "estas diferencias no justifican totalmente el incremento del riesgo de mortalidad dado que este riesgo permaneció invariable cuando analizamos los datos teniendo en cuenta la edad y las comorbilidades".

"La decisión de tomar IBP requiere de un cálculo de los riesgos y beneficios. Los IBP salvan vidas, y si necesitara un IBP, lo tomaría sin ningún tipo de duda. Pero no lo tomaría porque sí si no lo necesitara. Y querría que mi médico me monitorizara cuidadosamente y suspendiera el tratamiento cuando dejara de necesitarlo", indicó.